La frontera no va a las elecciones

Por Toby Valderrama y Antonio Aponte

El gobierno enfrentará el reto más importante de toda su existencia en las elecciones parlamentarias, de ellas depende su futuro. Debe llegar al evento con una buena votación, es decir que demuestre la adhesión de la masa en votos, y -más importante- con una sólida base social, capaz de ¡actuar! en su defensa. Construir esta base social sólo es posible si se dota a la masa de razones sagradas por las cuales luchar, que no es otra cosa que volver a Chávez, a su mandato de ir al Socialismo. Sólo el Socialismo podrá defender a este gobierno en cualquier terreno, sólo zafándose del oportunismo socialdemócrata podrá tener éxito.

El gobierno está entrampado en la lejana frontera. Allí hay problemas (¿dónde no los hay?) que deben ser resueltos, es cierto. Ahora bien, ¿es el problema fronterizo el que servirá de apoyo para la formación de la masa votante y actuante? Si es así, ¿la solución del problema, el método empleado, es el correcto? Veamos.

La situación en la frontera se agudiza por una decisión, sin dudas, precipitada, intempestiva. Ni siquiera se le participó al gobierno de Colombia, se tomó la medida por 72 horas, y poco a poco fue escalando hasta el momento en que todas las fronteras con el hermano país están cerradas y no se asoma solución, luce que se escapa de las manos, se autoalimenta. Venezuela planteó una nueva frontera, acabar de raíz los principales problemas que aquejan a esa zona, desde el contrabando hasta los paramilitares. La solución es compleja, se aleja.

La reunión de Quito prometía un puente hacia la convivencia, todo dependería de las acciones futuras, pero pasados dos días lo que se ve no es el tránsito hacia la concordia, sino señales que apuntan a más acritud. El gobierno de Venezuela cierra más fronteras, y la primera reunión acordada en Quito, que se efectúo en Caracas el 23 de septiembre con asistencia de Ministros de ambos países, no parió ni siquiera el ratón de los montes.

Hasta ahora, el resultado parece ser que la élite política del gobierno se ha ensimismado en una pugna donde cabe cualquier cosa. Entra la xenofobia y, también, su contrario, el amor a los colombianos. Se alimenta a los odios guerreros y simultáneamente se convoca a la paz. Se cierran las fronteras pero se abren al paso de camiones y niños. Ha servido para comprar sukhoyes y, al mismo tiempo, para hablar de la crisis del petróleo barato. La élite política, de espaldas a la masa, se regodea en este barrial, parece que la frontera no va más allá de su ombligo.

Lo que sí ha llegado a la masa es el chovinismo, ahora los colombianos están en el centro de las preocupaciones, se habla de ellos, unos a favor (la mayoría) y otros con odio, cayendo en la tentación propia de las crisis capitalistas cuando se busca un culpable ajeno a la raíz, al capitalismo, que así se protege.

Están claras dos cosas: una, la masa no esta preparándose políticamente para la turbulencia que se aproxima, que anuncia el "cielo encapotado"; la otra, el gobierno parece entrampado, la solución al pantanal de la frontera no se encontrará antes de las elecciones.

Todo indica que la frontera no va a las elecciones, y mucho menos al Socialismo.

elaradoyelmar.blogspot.com



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Toby Valderrama


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