Mario Silva no merece ese trato

La Revolución pisa terreno minado. Los resultados negativos, que son innegables, atraen desespero. Con el desespero afloran las texturas ocultas, las carencias disimuladas. De esta manera, la discusión, que ahora con mayor necesidad debía ser de altura, con argumentos, llena de reflexión, desciende a los rodapie y aplasta la inteligencia; se desata el canibalismo, la crítica irresponsable sin basamento, visceral.

Con Mario Silva tenemos profundas diferencias, la visión de la política y del momento no es la misma. Él tiene su estilo peculiar, es verdad, pero no merece el trato desconsiderado y grosero que le da Francisco Sierra Corrales, en un texto que pretende defender a Nicmer Evans.

No vamos a entrar en los detalles del artículo, lo tomamos como excusa para destacar el hecho importante de que ese tipo de discusión sin argumentos, con acusaciones sin base (que dicho sea nosotros sufrimos todos los días) no ayudan a la Revolución, al contrario, la desarman, le hacen perder la visión verdaderamente política. Atáquese con fuerza las ideas expuestas, demuéstrese que son erradas, defiéndanse las ideas propias duramente, con argumentos, sométase lo dicho al veredicto de la realidad. Exécrese el chisme, el argumento dirigido a la persona y no a la idea, y podremos avanzar, de esta manera será una discusión nutritiva y no corrosiva.

Que se señale como malo, que no se festeje el que discute yendo como en el fútbol no a la pelota sino a la pierna, a la agresión; que sea mal visto, pobre de ideas, irrespetuoso con sus lectores el que apele a la grosería o al recurso barato de acusar de espía infiltrado a la menor diferencia.Todos nosotros debemos participar de la cruzada por elevar el tono del debate, eso nos beneficia, ayuda a la Revolución. Que el gobierno sea el primero en tomar otra actitud, que controle a sus escritores con exceso de celo por defender, que los altos voceros no caigan en la tentación fácil de atacar sin base, de chantajear: "el que no está conmigo es traidor a la Patria".

La calidad de la discusión será reflejo de la calidad de una Revolución: una Revolución que discute a pedradas verbales, con punzones envenenados, que canibaliza a sus miembros, tiene, sin dudas, profundas fallas en sus entrañas, está irremediablemente condenada a fracasar, no puede emprender la tarea del cambio cultural.

Una aclaratoria innecesaria: nombrar a Mario Silva en el título no es un gancho para buscar lectores. Nosotros, en el equipo "El Arado y el Mar", apreciamos tanto a un lector como a miles de lectores, creemos como el Apóstol que lo importante es la verdad y ésta se abre sus propios camino



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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