No basta rezar ni basta producir, hace falta distribuir[1]

Nacionalicemos  la segunda fase circulatoria de la producción[2]  o hagamos valer el ISLR

No seamos fisiócratas, reconozcamos el capitalismo para poder vencerlo.

A riesgo de pecar de   copión de Carlos Marx[3], de entrada tenemos que recoger la fórmula sintetizadora   del proceso de producción meramente mercantil, de corte monetarista, D-M-D', para cotejarla con la del proceso de producción capitalista, D-M…P…M’-D’, ecuación que incluye y armoniza el aspecto comercial representado por las dos fases circulatorias: D-M y M’-D’, con el proceso productivo, P-M’.

Por supuesto, los fisiócratas se acercaron bastante al concepto macroeconómico de la Economía capitalista porque también  ligaron el comercio a la producción, pero sus taras medioevales[4] los condenó a quedarse en el aspecto técnico de la producción[5], o sea, a la relación del trabajador con la Naturaleza, y de allí su nombre con el que pasaron a la Historia con mucha pena y poca gloria.

Bien, la humanidad tuvo que desarrollarse y superar  todas las fases económicas que precedieron al actual sistema burgocapitalista porque del Medioevo no se pasó de súbito al presente estado de este capitalismo que ya en los tiempos de Lenin se hallaba en sus fase terminal o  imperialista, gobernado como se halla desde hace décadas por el poder monetario financista de alto giro y de máxima generalización, una suerte de paradójico retorno al pionero sistema monetarista,

D-M-D’.

Si dejamos a un lado la segunda fase circulatoria, M’-D’, estaremos quedándonos sólo con la fase de producción al pensar que todo es cuestión de producir o de importar, en su defecto. Así pensaron los fisiócratas

Producir es imprescindible, o sea, debe haber una oferta disponible nacional o extranjera, pero esta debe pasar por la fase de distribución. ¿Cuántas veces hemos dicho que los intermediarios ganan más que los productores del campo?, ¿por qué entonces esa distribución directa no la asume el Estado?

Hay un camino  sui generis y expedito para acabar con los acaparadores, con productores que esconden o desvían su producción, y con los intermediarios que hacen otro tanto:

Efectivamente, todas las empresas del país deben pagar impuestos anuales, deben declarar el ISLR. Por una parte,   nacionalizar la producción no sería nacionalizar los medios de producción ya que estos podrían permanecer   en manos privadas.

 Pero, más expedito es  sancionar al pago de impuestos y confiscación patrimonial por el monto del valor   de la producción que no parezca y haya sido realizada según los libros.  

Lo mismo aplicaría para los intermediarios. Ellos, fabricantes y distribuidores, deben llevar alguna contabilidad, tal como la llevaba el connotado Alfredo Capone, quien fuera castigado, no por crímenes que cometió, sino por los impuestos que no declaró.

06/05/2015 06:52:12 a.m.

 


[1] Más para el Primer Suplemento a mi libro de texto PRAXIS  de El CAPITAL. Copiones, favor abstenerse de reproducir informaciones ajenas sin citar la fuente. Como dice el actual Presidente de la Asamblea Nacional: “Después no vale pedir time”. Ver nota 3.

[2] Los fisiócratas  trascendieron a los economistas clásicos cuando se  metamorfosearon en economistas vulgares, o sea, en defensores a ultranza del economicismo, vale decir, aquellos profesionales que reducen la Economía a las relaciones entre los trabajadores y la Naturaleza, y, de perogrullo, hacen abstracción interesada de las relaciones sociales entre los trabajadores y los dueños de la empresa,  como si fuera posible explicar el proceso de trabajo al margen del tipo de relaciones que se dan según el tipo de propiedad imperante sobre los medios de producción.

[3] Cuando los hallazgos científicos se popularizan, su autor pierde derechos privados sobre su obra; se les sigue citando   por agradecimiento y para evitar que los copiones hagan suyo lo que no les pertenece,  copiones de los que el sistema burgués se halla saturado, desde los egresados de sus centros educativos de “elevado rango”, hasta el más contumaz  analfabeto y analfabeta.

[4] Los fisiócratas eran terratenientes; tal fue el caso del médico François Quesney, quien no podía reconocer que el trabajo de terceras personas,  que no fueran sus campesinos y los de su  clase feudal, pudieran aportar riquezas a la Economía nacional. A los fisiócratas les pasó  lo que al gigante Aristóteles, el griego estagirita, quien fue incapaz de reconocer el valor creativo de los esclavos ni siquiera porque él mismo lo fuera. Apostilla muy importante: hay todavía personas que se sorprenden cuando afirmamos que este genio de la Antigüedad, preceptor de Alejandro Magno, hijo imperial sucesor del rey macedónico Filipo, fue un esclavo, en unos estados y sociedades donde  hasta los pobres podían tener esclavos, aunque sobre estos  sus amos no tenían derechos sobre sus vidas, como sí los tuvieron en la asesina Roma Imperial. El caso es que hasta los asalariados del presente  burgués pudieran ser capitalistas menores, tal como más tarde o más temprano, los capitalistas de por ahora perfectamente pueden ir a la ruina y tener que trabajar para vivir como cualquier asalariado. No es lo general, de cajón,  pero es una innegable probabilidad. ¿Cuál doméstica aburguesada no ha soñado con ser Señorona o “madama” de casa para tener sus propias domésticas?, ¿cuál médico, explotado como es en clínicas ajenas,  no ha soñado con montar su propia clínica para explotar  colegas suyos y derivados?

[5] Es en este aspecto meramente técnico  donde hacen vida profesional los Contadores y los Ingenieros en sus variopintas especialidades, aunque eso no les impide tirar sus tremendos flechazos en el aspecto económico.



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Manuel C. Martínez


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