El doble filo de la regulación de la tasa de ganancia

En verdad, esta guerra económica la podemos asimilar a otro escollo de la presente revolución; como tal, nos deja daños y ocasiona retrasos en nuestro avance social, uno de los cuales es que actualmente las familias no pueden ya hacer presupuestos de gastos.

 

Ya no se sabe con certeza cuánto costará el mercado la próxima quincena. Los empresarios, ávidos de riqueza, enemigos del pueblo y representados por  bodegueros, por comerciantes menores formales e informales, están abocados a una suerte de fiebre alcista de los precios. Los precios con los que vendieron ayer, hoy les parecen bajos y siempre tienden a amenazar y alertar  a sus clientes sobre precios futuros más altos.

 

Así estamos viviendo por ahora, razón por la cual el Estado  debe frenar y bajar esta fiebre económica. No hay razón alguna, salvo la arbitrariedad libertina de estos comerciantes enemigos de esta revolución,  para que estos precios suban y en porcentajes elevados  casi todos los días.
 

Creemos que estos comerciantes y fabricantes nacionales están aplicando una sola tasa de ganancia, o sea, la máxima permitida.

 

Como se trata taxativamente de una tasa máxima, o sea, que esta puede ser menor, entonces el gobierno debe tomar en cuenta los costes de compra o los precios a los que les lleguen los nuevos inventarios. Si estos suben, el gobierno o la Superintendencia y sus fiscales deben ajustar la tasa de ganancia con el porcentaje del alza en esos precios  del nuevo inventario.

 

Así: si los precios vienen con un 10% de suba,   debe rebajar 11,8%, aprox. en su tasa de ganancia para que termine vendiendo en 130 cada compra de 100, habida cuenta de que seguirá vendiendo la misma cantidad de mercancías, haciendo los mismos esfuerzos laborales e incurriendo en los mismos preexistentes costos de venta.
 
De no hacerlo, la Superintendencia estaría convalidando que estos comerciantes estén haciendo el negocio del siglo ya que las alzas de precios de compra de sus nuevos inventarios se les están convirtiendo en  nuevas ganancias superiores al las del día anterior, y así sin límite temporal alguno.

 

En resumen, el comerciante que demuestre haber renovado sus inventarios a precios superiores a los de ayer debe conformarse con una tasa de ganancia menor, o abstenerse de comparar mercancías con precios  en alza.

08/03/2015 07:04:35 p.m.



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Manuel C. Martínez


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