El conflicto político económico calificado como como Crisis y Corrupción, entre subsidios, subvenciones y libre mercado

Contribución a la Crítica de los estimados analistas Valderrama y Silva (II)

Seguimos: Aclaremos que el hecho de sumarnos y coprotagonizar el proceso transicional en coexistencia con algunos vicios de la derecha burguesa no nos hace burgueses ni nos imperfecciona como proletarios. Lo que distingue a estos últimos es su nivel de conciencia de clase trabajadora y no explotadora, a diferencia de los burgueses cuya condición de explotadores les inclina a medir la calidad de su pensamiento por la cantidad de riquezas que puedan acumular en menor tiempo posible y por cualquier mecanismo comercial, sin importarles en absoluto los desaguisados de su conducta humana, su iniquidad comercial, su desprecio por la patria, la nacionalidad, la religión, vida: ni la suya ni la de sus familiares; tienen el tupé de "no tener hijos", sino "herederos", despectivo, a su vez, de "sucesores" porque la familia para los burgueses no pasa de ser una empresa comercial en sí misma, con sus fundadores y sus socios.

De manera que lo que venimos llamado crisis-.guerra económica, guarimbeos, mediática politiquera, etc.-formaría parte de la "contratransición" propia de la derecha burguesa, y lo que llamamos corrupción no pasaría de ser simples asquerosos actos económicos que son inherentes a la naturaleza social del propio sistema que queremos cambiar. Sólo al cambiarlo, la crisis y la corrupción pasarán a mejor vida, lo que no debe interpretarse como fatalismo alguno porque la fatalidad también "adolece" de transiciones.

La negativa de la derecha popular y la de algunos analistas contra las estrategias de la transición, esa terca negativa, decimos, no pasa de ser una expresión del tremendo poder de la inviolabilidad de unas leyes económicas que no admiten cambios bruscos, y asimismo tales derechistas y no derechistas reflejan una conducta que forma parte de la necesaria transición.

Tan así es, al punto de que la crítica a contrapelo de estos analistas contra el Poder Ejecutivo transicional debe pasar también por la inevitable contracrítica o réplica que el gobernante debe y puede hacerles ya que, de otra manera, este estaría autonegando su crítica personal. No puede contrargüirse que el gobierno repela las críticas cuando lo que debe hacer y así lo hace es esgrimir la suya propia.

 


 

[1] http://www.aporrea.org/ideologia/a199410.html / http://www.aporrea.org/actualidad/a199307.html

 

 



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Manuel C. Martínez


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