La deshonestidad del Banco Central de Venezuela

Con el feo ejemplo de la vergonzosa e impune improbidad recientemente confirmada por el Ministerio de Educación Superior (MES), a raíz de los PRESUPUESTOS INFLADOS, ventajosamente maquillados y corruptamente insinceros que presentaban todos los Rectores de las universidades del país desde hace todo el tiempo del mundo, se marcó la pauta conductual para los demás organismos e instituciones públicos nacionales. Porque cuando los administradores del nivel máximo de educación de un país resultan pillos, ¡qué dejar para los niveles inferiores!

Así, tenemos hace varios años un Banco Central de Venezuela cuyos crónicos y vitalicios directivos suelen rasgarse las vestiduras cada vez que alguien protesta su escondida e inauditable contabilidad financiera. Tal es el caso del trueque que convalidaron cuando al pueblo venezolano le cambiaron, en una relación de *1 a 1*, los bolívares de plata por bolívares de níquel. Y aunque esa medida implicó una devaluación del dólar, las groseras ganancias que los industriales y comerciantes del país obtuvieron con la Inflación desatada desde entonces, les permitió compensar con creces semejante devaluación a los tenedores de dólares.

Ahora observamos que desde hace muchos años el Imperio dispuso la eliminación del Patrón Oro monetario, mismo patrón que dicho Imperio había recomendado desde la Segunda Guerra Mundial. Él lo puso y él lo quita; así operan los imperios.

Sabemos que ese patrón sigue siendo el verdadero rasero para garantizar a sus tenedores recibir lo justo en cambio de lo que entregan. Efectivamente, los billetes que emitía el BCV, como moneda fiduciaria per se, tenían inscrito en su texto frontal medio la leyenda. *Pagaderos al portador en las oficinas del banco*, escrita en versalita letra. Y esa leyenda se estuvo correspondiendo con la verdad, habida cuenta que era perfectamente legal y hasta posible convertir papel moneda en lingotes de oro, o en sus derivados afines.

Pero, es el caso que, luego de ser abandonado o suspendido el patrón oro, por orden imperial, este BCV siguió imprimiendo billetes con la misma leyenda, como si sus tenedores tuvieran alguna opción para canjear sus devaluados billetes por alguna moneda metálica con valor intrínseco.

Este banco se lava sus manos, no declara ni dice ni informa nada sobre esta irregularidad, porque prepotentemente se limita y ciñe la legalidad financiera involucrada al canje de unos billetes por otros dentro del actual rango de denominaciones monetarias: BS. 50.000-1.000. En caso de trueque por divisas, como el dólar, la irresponsabilidad bancaria simplemente es trasladada a la Reserva Federal de EE UU, pues allá tampoco le entregarán oro metálico a ningún portador de los clorofilados billetes.

Desde esta tribuna le solicitamos a los actuales directivos del Banco Central de Venezuela que, por lo menos, supriman esa obsoleta leyenda en los billetes que bien listos están para mandarlos a imprimir en concordancia con una moneda que cada vez es más devaluada al arbitrio de asesores financieros gubernamentales cuya crítica por los momentos no viene al caso.


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Manuel C. Martínez M.


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