Por qué Maduro y Cabello no pelearán

Aunque les duela en el mero centro a quienes ocultan su identidad refugiándose en la MUD, a este humilde servidor le sobran razones para advertirles que quedarán con los crespos hechos, esperando que se fracture el proceso político que ideó e inicio Chávez en 1998, y que ahora continúa en las buenas manos de Nicolás Maduro. En estos quince años de vaivenes impredecibles en la revolución (golpe de Estado, paro económico, saboteo a la industria petrolera, guarimbas y guerra mediática), Maduro y Cabello, firmes como un roble, ambos han demostrado sapiencia en la defensa del proyecto chavista. Tanto en los momentos de gloria, como en las horas aciagas, supieron administrarse cuando estuvo a prueba el temple del nuevo ciclo histórico. Lo demás es el cuento sabido por aquello de que no hay nada oculto entre cielo y tierra.

Y porque no están cogidos a lazo y han pasado las pruebas en difíciles batallas, Maduro y Cabello están persuadidos de la enorme responsabilidad que llevan sobre sus hombros, comprometiéndose con la solemnidad de los caballeros a llevar el socialismo del siglo XXI a puerto seguro. Por lo pronto, la próxima gran tarea será sepultar definitivamente al vetusto andamiaje jurídico-administrativo del Estado burgués, pues ese cadáver insepulto llamado neoliberalismo salvaje, terco como una mula insiste en oponerse rabiosamente al desarrollo de las nuevas fuerzas productivas de la sociedad venezolana.

Por fortuna, estamos demostrando con hechos que el PSUV y el gobierno de Maduro está blindado contra cualquier maniobra rastrera que pretenda debilitar la unidad monolítica de esta gran alianza de clases explotadas, y que hace años decidió agarrar el sartén por el mango. De manera que no está ni estará en discusión la unidad, como clave perfecta para el ejerciendo del poder en defensa de las conquistas sociales del pueblo. Y es que quien haya conocido y padecido los oprobios de la hegemonía oligárquica, jamás se atrevería por ambición personal a poner en peligro la unidad, pues al quebrantarla estaría brindándole banquete a una oposición desquiciada que está chinguita por vernos peleando y jalándonos por las greñas; pero que menos mal ignoran el pequeño detalle de que chavista zoquete se muere chiquito.

Y porque no tenemos complejos, y entre revolucionarios no debe existir ningún tema tabú, aceptamos con normal naturalidad que cualquier ciudadano pueda fijar su mirada en las presidenciales del 2019, siempre y cuando éste cumpla con los requisitos exigidos en el artículo 227 de la CN. Si bien es cierto que sea prematuro y tenga carga de subjetividad el tema de la sucesión, también es válido que Maduro si tiene éxito en su gestión, tenga el derecho a exigirle al soberano la renovación del contrato como inquilino de Miraflores. Pero como en política no hay nada escrito, pudiera ocurrir que surja otro candidato del seno de la revolución, apoyado en la tesis del hombre y sus circunstancias, pues no es primera vez que al mejor cazador se le escapa la liebre. ¿Y será verdad que los hombres pasan, y las instituciones permanecen?

Por otra parte, debe quedar claro que el diálogo propuesto por Nicolás Maduro, es el que cualquier Jefe de Estado habría planteado a una oposición que no confunda la critica constructiva, con el obstruccionismo a ultranza. Desde el quinquenio de López Contreras, se estilo en Venezuela que gobierno y oposición hablaran como civilizados en la búsqueda de las grandes soluciones para el país. Esta saludable práctica se vio interrumpida cuando los adecos por glotonería de poder le dieron el palo cochinero a Isaías Medina Angarita, mandatario que cometió el gravísimo error de legalizar a sus verdugos. Y porque conocemos los antecedentes de esa oposición tramposa y traicionera, es que siempre tendremos reservas con respecto a esta noble iniciativa presidencial, quien de muy buena fe llamó a un dialogo que lamentablemente murió al nacer. ¿Cómo entablar conversaciones con una oposición que se sienta en la mesa, apuntándonos a la cabeza con una pistola?

Y si de pelea quisiéramos hablar largo y tendido, bastaría con echarle un vistazo a la MUD, donde parecen perros y gatos después de su última derrota electoral que los dejó en shock.


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Freddy Elías Kamel Eljuri

Presidente del Instituto Municipal de Patrimonio Histórico de la Alcaldía Bolivariana del Municipio Miranda del estado Falcón. Vicepresidente de la academia de Historia del Estado Falcón. Escritor. Productor radial.

 kameleljuri@gmail.com

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