Según la ONU

Papel toilette, 4 MM de anos venezolanos lo usan por primera vez

Prólogo

Por ejemplo, en la Valencia de la parroquia noreste inmediata a la mía, todo comenzó en una vieja y destartalada casa a 200 m de la margen mesooeste del abandonado río Cabriales[1] . Allí iniciaron sus valiosas labores culinarias unas diligentes y humildes mujeres quienes espontáneamente y sin paga alguna, salvo la parte de comida que les correspondía como hacedoras o procesadoras de alimentos [2] , afanosas, entusiastas, tan pobres como sus apreciados comensales, empezaron a producir y distribuir gratuitamente sus sonrisas, sus atenciones y aquellos humeantes almuerzos que diligentemente, sin supervisión de nadie, de burócrata alguno(a) [3], vaciaban en improvisados envases desechables tomados de la basura.

Desarrollo

Los indigentes del sector, quienes semidesnudos, harapientos, con chivas como prendas de vestir y calzar, si no descalzos, desaseados y mal perfumados, dormían en el primer zaguán que sus dueños dejaban abiertos, posiblemente como gesto de recóndita solidaridad; los borrachines de aguardientes baratos e insalubres[4], costeados con ayudas mendigadas y suministrados por esos comerciantes venidos de bien lejos a realizar otras funciones más útiles para el país, pero que el Puntofijismo echó al abandono y tuvieron que sobrevivir mediante el ejercicio con una de las actividades más elementales que arrastra la Historia Universal, o sea, la de expender mercancías detrás de una inmundo o abrillantado mostrador.

Así fue como aquellos estomaguitos fueron estirándose, sus tripas fueron entrenándose, destresándose y, por supuesto, de quienes poco comían poco podía esperarse que defecaran algún día. Así fue cómo aquellos nuevos comilones se vieron obligados a lanzar sus aguas mayores en el primer zaguán que hallaban a la mano o al ano.

En consecuencia, nuestros primeros beneficiarios de esas milagrosas y no lucrativas Misiones Sociales[5] se ganaron el desprecio de quienes adrede, tal vez, les dejaban sus puertas abiertas para dormir, pero no para semejantes menesteres fisiológicos. Hoy lo hacían en el zaguán A, y mañana en el B, y luego en el C, hasta que todos esos vestíbulos ajenos y habilitados como retretes públicos se les fueron prohibidos.

Epílogo transitorio

Ahora, perfeccionados los comedores públicos con todas las de la ley, tenemos un venezolano que come y descome, según señalan los informes de la ONU. Y como quien come y descome debe asearse con bienes convertidos en mercancías, estamos matemáticamente ante alrededor de unos cuatro (4) millones de nuevos anos venezolanos quienes hoy también y por primera vez en sus vidas usan el papel higiénico que hasta perfumado[6] sólo usaban los defecadores de quienes hoy se les conoce como escuálidos.

marmacster@gmail.com

 
 

[1] Los Römer, a quienes políticamente identifican como Frijolitos, lo sanearon y le embellecieron sus márgenes sólo en un segmento de su parte norte para el exclusivo beneplácito clasista de sus encopetados habitantes correspondientes.

[2] Eufemismo de cocinera, y este, despectivo de procesadora culinaria.

[3] Así operamos los comunistas, quienes logramos vivir en comunidad llenos de solidaridad con nuestros apreciados y útiles semejantes, así viviremos quienes logremos vivir para trabajar en lugar de todo lo contrario.

[4] Ha sido una norma comercial del Estado burgués, no supervisar para nada la calidad de las mercancías de pobres. Por ejemplo, dudamos mucho que algunas espumeantes bebidas hechas o envasadas en el país, sean de la calidad ofrecida publicitariamente. Sólo lo dudamos, hasta allí.

[5] Hasta la llegada del Presidente Hugo Chávez, todas, absolutamente, todas las fundaciones diz que filantrópicas fueron auténticas-todavía subsisten algunas, y muy académicas, por cierto, jugosas fuentes de rentas y beneficios derivados para sus fundadores e inescrupulosos directivos y recaudadores.

[6] El papel higiénico perfumado es una auténtica aberración que hasta contraproducente podría resultar, habida cuenta de que ese perfumito usado comercialmente como estrategia burguesa de diferenciación de precios, como disimularía el perfume natural , preventivo y alertativo de las heces fecales, sus usuarios podrían ensuciarse su manos y manitas sin darse cuenta olfativa.

 



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Manuel C. Martínez


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