Oswaldo Guillén y las viudas de la IV República

Bueno, Venezuela: Medias Blancas de Chicago, campeones.
Para nosotros, fieles seguidores del béisbol durante toda la temporada el triunfo de Guillén como piloto de esa nave con personajes como Pierzinsky y Carl Everett, y de un grupo de ilustres pero voluntariosos desconocidos, no es nada cómodo, se necesita una persona muy especial como siempre lo ha sido desde que fue electo Novato del año en 1984, segundo venezolano en lograrlo. Un tipo que siempre está hablando, siempre riéndose y mamando gallo a sus compañeros, pero que se toma las cosas más en serio de lo que la gente cree. Con un estilo que muchos gerentes que se jactan por allí deberían imitar. Con mucha familiaridad y amabilidad, pero con mucho carácter y exigencia, en el entendido que se está trabajando con atletas de alta competencia, que ganan mucho dinero, pero que tienen como todos los seres humanos sus fallas y sus virtudes. Muchos de ellos, sobre todo los latinos, vienen de la propia raíz de la tierra, de la pobreza, sobre todo los dominicanos, quienes han sido también los más destacados en los últimos años. No olvidamos la anécdota cuando era compañero de Sammy Sosa, como los Medias Blancas, cuando éste vivía preocupado por ganar más dinero. Oswaldo simplemente, le dijo: -Juega y diviértete, que el dinero viene solo. No hay que olvidar que Sammy había sido cuida carros, limpiabotas y que para muchos dominicanos de extracción popular, no hay opción: o eres un gran atleta, o te jodes toda la vida.

Jamás me sorprendió su triunfo, lo único que no pensó nadie que fuera tan rápido, en apenas su segunda temporada. Yo siempre uso en mis conversaciones al béisbol como un ejemplo de cómo se debe llevar la vida y la gerencia: a) crecimiento individual, pero con la ayuda de los demás. b) Si haces lo que debes las cosas te saldrán bien, c) se juega para ganar, y se mira para arriba, porque el objetivo es vivir mejor, d) al que no hace le hacen y e) tantas máximas que contiene este interesantísimo juego que adoptamos como nuestro desde hace ya casi cien años, desde la llegada de las transnacionales del petróleo. En estos momentos somos la tercera potencia en el llamado béisbol organizado con más de 50 grandes ligas, como 10 de ellos en plan de estrella, léase: Johan Santana (nuestro primer Cy Young), Bob Abreu ( 30-30 dos veces), Freddy García (3-0 y ganador del juego final), Wilson Alvarez (1er. No hit No run y más de 100 victorias), Omar Vizquel (fututo miembro del salón de la fama, con plena seguridad), Andrés Galárraga; El super Miguel Cabrera (no sabemos hasta donde llegará, el cielo es su límite), Carlos Zambrano, Edgardo Alfonzo, Melvin Mora y muchos más. Ustedes los conocen.

Lo cierto es que el país vive la continuación de la euforia colectiva que desató Johan Santana con su Cy Young, pero esta hazaña parece mucho más difícil de alcanzar. Nos sentimos contentos en un país que actualmente lucha por abandonar la cultura del clientelismo, la corrupción, la ludopatía, la pereza, la falta de motivación al logro (conformismo). En materia económica se vive una bonanza y el pueblo acompaña y defiende el paradigma de nuevo país que le ofrece la constitución de 1999.

Hasta ahí de verdad que todo está bien, los numeritos ustedes los conocen tanto como yo, las caravanas y las celebraciones no han cesado y para nosotros en el Zulia, ya comenzó la Navidad. Estamos alegres, estamos preparando proyectos, solicitando créditos para adquirir vivienda y vehículos y tantas cosas para mejorar la calidad de vida. Habrá unos que se queden rezagados, siempre los habrá, quienes creen en los pajaritos preñados y el dinero fácil (Kino o caballos, miles de loterías que nos inundan).

De verdad que para nosotros, todo bien, pero nunca faltan los amargados, aquellos que no entienden que el país no es mismo de Juan Bimba, y de los “expertos” que nos representaban durante 5 años en el extinto Congreso Nacional, ya este país dejó de comer coba, cierto y no dejaremos de decirlo, hay una serie de bichos de nuestro lado a los cuales les temo más que a los adversarios, porque esos, esos se han matado solos.

Pero, piense amigo lector, será posible que haya venezolanos tan tristes y mezquinos que despotriquen del triunfo de Oswaldo Guillén, Freddy García y Marcano Trillo, quienes son nuestros compatriotas, nacidos al igual que muchos de nosotros, de condición humilde, pero con ganas de triunfar y de hacer que nuestro país sea nombrado como referencia de potencia beisbolera, eso a mi me alegra.
Pero, ¿cuál ha sido el pecado de Guillén?, simple y llanamente ser amigo del presidente comandante Chávez, fanático del béisbol al igual que el 90% de los venezolanos. Lo cual no quiere decir ni siquiera que sea chavista, ni que vote por él. La amistad está muy por encima de cualquier cosa.

Guillén es un venezolano triunfador, y Chávez como Presidente está en la obligación de sumarse al jolgorio colectivo, porque les guste a unos pocos o no. Es nuestro presidente, porque se lo ha ganado, y está haciendo por nosotros lo que le encomendamos cuando lo elegimos desde 1998 hasta el 2021.

Ayer unos mediocres, de esos que no han dado pie con bola, y que se las dan de expertos con análisis amañados tipo película gringa, en la cual son superhombres y las ganan todas, pero en la vida real son la cagada, y son el paradigma de la deshonestidad, la falsa democracia y la manipulación gracias a esos que Medios de comunicación, que se habían acostumbrado a ser “el quita y pon” y se creían con el derecho de imponernos falsas verdades, estaban diciendo que Guillén había renunciado a ser venezolano por ser amigo del Presidente. ¡POBRECITOS!, si no fueran tan indignos y malignos, me darían lástima, por lo menos, risa.

Cierto que existen muchas fallas, y tampoco nos cansaremos de señalarlas y combatirlas, pero mientras no “se les ilumine el cerebro”, como decía mi abuela, seguirán dando pena y vergüenza. Me recuerdan la cuña discriminatoria de Renny Ottolina: “Pobre oveja, que marca fumará”.

Será que no hay un carajo de esos que pueda bajarse, no del cielo, donde cree que están, sino hacer un esfuerzo para ascender desde el frío sótano del olvido y de la indiferencia al que los hemos sometido la mayoría de los venezolanos. Entiendan: NO LOS QUEREMOS, y no los queremos porque son falsos, hipócritas y se creen mejores que los demás. no se les olvide lo igualitarios que somos los venezolanos. A Nosotros ya se nos olvidó decir: patroncito, mande, su merced, ya no les pedimos la bendición a los hacendados padrotes, porque Chávez nos ha devuelto la autoestima, y nos dimos cuenta que valemos mucho, y que ya no nos dejamos engañar.

Y para finalizar, solo me queda decirle a Oswaldo Guillén: siga como va, no se guarde nada, diga lo que piensa. Es en lo único que me parezco a él, soy un deslenguado y no me da miedo decir lo que pienso, simplemente, porque me ampara la sinceridad. Por eso nunca seré ministro, ni diputado, lo cual no me amarga en absoluto. Hago mi vida sencilla, leo mucho, y hago lo que me da la gana, sin irrespetar a mis semejantes. Eso para mí es suficiente.

Y recurrimos nuevamente, y por enésima vez a nuestro Padre cantor, Ali Primera: “Tu palabra contra quien sea, pero dila ya, así sepas que rompe nubes, dila ya”.

Cuando se estrenó “Por estas calles”, en 1992, Ibsen Martínez ponía en boca del personaje del Juez Honesto: “De este país (la IV República) solo me hacen sentir orgullosos: El Metro de Caracas, el Teresa Carreño y Oswaldo Guillén”.
Hoy día hay otras cosas de las cuales sentirse orgullosos, sobre todo del pueblo venezolano que le dijo adiós a esa vieja cultura.

Pero de Oswaldo Guillén, nos sentimos más orgullosos cada día. ¡Larga vida y gloria eterna para él!

Lo lamento, por ustedes, viudas de la IV República.


pedroqueral@hotmail.com


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Pedro Querales


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