Nicolás Maduro: hay que derrotar al individualismo

Hacía unas cuantas semanas que estaba por hacer un artículo sobre el individualismo dentro del proceso revolucionario venezolano. Para comenzar veamos cuál es el significado del término individualismo. En el diccionario de filosofía que poseo, se habla de que se trata de una “Doctrina según la cual el hombre, como individuo, es el fundamento de toda ley, sea ésta de carácter ética, político, religioso, económico, etc. Según la concepción que se tenga de individuo humano, resultarán diversas formas de individualismo…”. Es decir, que existen varias formas de individualismos. Dentro de este abanico familiar se encuentra el anarquismo, el personalismo y el ego. Todos son dañinos para un proceso revolucionario como el nuestro.

El anarquista no le para a nada. No respeta la jerarquía del poder, ni gobierno ni nada. Sébastien Faure, filósofo anarquista francés, dijo: “Cualquiera que niegue la autoridad y luche contra ella es un anarquista”. Las palabras sobran. Mientras que el “personalismo” tiene su sustento en la persona. Afirma el valor y la realidad de la personan y, desde ese punto de vista, intenta interpretar la realidad. El personalismo se considera una corriente filosófica, y, como ya dijimos, pone el énfasis en la persona. Se considera a Emmanuel Kant el precursor del “Personalismo”.

Pero existe otro familiar del individualismo y no es más que el ego. Por ejemplo, Ramiro Calle, en su libro “Terapia emocional”, señala que “…El ego está conformado por el sentimiento de individualidad, el vínculo con el cuerpo, el enjambre de apariencias y aversiones experimentado como personal, la historia psicológica de la persona y sus proyectos”. Y añade Calle: “Pero hay un ego maduro y controlado, y un ego fragmentado, sobredimensionado, voraz e impositivo…”. Es bueno decir sobre el tema, que el exceso de ego se convierte, con el tiempo, en egocentrismo, por lo que la persona piensa que todo debe girar a su alrededor. Lo que hace, como es lógico, un daño tremendo donde actúa, en este caso concreto, la revolución bolivariana.

Y así, apreciado lector, llegamos al individualismo puro. Ya el Presidente Nicolás Maduro se ha referido a él, como algo que hay que combatir con todos los hierros, dentro del seno del PSUV, y del gobierno. El Che Guevara era un enemigo jurado del individualismo. En la biografía del Che, escrita por Jon Lee Anderson, Ernesto Guevara dice al respecto del tema: “Yo no creo que un ejemplo individual, hablando estadísticamente, tenga importancia ninguna, pero inicié mi carrera estudiando ingeniería, acabé siendo médico, después he sido comandante y ahora me ven de disertador… Es decir, que dentro de las características individuales, la vocación no juega un papel determinante… Creo que se debe constantemente pensar en función de masas y no en función de individuos… Es criminal pensar en individuos, por que las necesidades del individuo quedan absolutamente desleídas frente a las necesidades del conglomerado humano de todos los compatriotas de ese individuo”.

Nicolás Maduro, recientemente, en el estado Barina, iniciando la segunda parte de su gobierno de calle, se refirió al individualismo, al personalismo y el ego. Y con énfasis dijo que había que luchar contra estos demonios, hasta desterrarlos, por completo del partido y del gobierno. Mi opinión es que esa batalla hay que darla a conciencia, ya que la práctica de estos elementos desviacionistas, no contribuye a nada bueno dentro del proceso, y, por el contrario, le hacen un gran daño. ¡No al individualismo! ¡No al personalismo! ¡No al egocentrismo!

¡Chávez vive, la lucha sigue!


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2638 veces.



Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

Visite el perfil de Teófilo Santaella para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Teófilo Santaella

Teófilo Santaella

Más artículos de este autor