La educación y la instrucción

Hace algunos días se transmitió por la televisión un programa en donde se hablaba de la problemática educacional en su forma integral y los entrevistados se referían básicamente a la instrucción y muy someramente tocaban el tema de la educación; daba la impresión de que confundían los términos, pues se referían a la educación cuando debían referirse a la instrucción y viceversa, posiblemente por tratar de abarcar el concepto amplio de formación. Cuando se dice que en un determinado instituto de educación superior se obtuvo un grado en algún área profesional, allí hay un error de orden semántico, puesto que ese instituto no imparte educación superior, sino que suministra la instrucción considerada de nivel superior, y dependiendo del aprovechamiento del alumno le es entregado un título aunque éste no haya sido suficientemente educado.

La persona se educa en la primera etapa de su vida, ella podrá en el futuro ser alguien bien instruido, pero si no fue educado convenientemente en el hogar y en los primeros años de su aprendizaje, es muy probable se escuche entre universitarios próximo a graduarse, fulano pasó por la universidad pero definitivamente la universidad no pasó por él, esto, dando a entender que uno de sus compañeros de curso va a obtener su título universitario y sin embargo continuará siendo un mal educado. Hay que reconocer que en la actualidad la buena educación está de capa caída debido a que los padres viven tan atareados que no tienen el suficiente tiempo para preguntarle al niño ¿dónde conseguiste esa golosina? ¿De donde sacaste eso?; y menos se preocupan de confirmar lo que el hijo les dice.

En la siguiente pequeña historia trataremos de dar un buen ejemplo de la diferencia entre lo que es educación y lo que es instrucción.

-Y bien, -dije al niño que se paseaba arrogantemente frente a la casa paterna, -¿qué hay de nuevo Paúl, pareces muy contento?

-Señor ¿usted no lo sabe? -mostrando con el dedo un pequeño broche en el lado izquierdo de la camisa- hemos sido condecorado.

-Condecorado ,-grité- condecorado a tu edad. Eso es maravilloso, es sencillamente admirable. Pero...

-No soy yo, señor, es papá.

-Y entonces, -dije sorprendido- ¿por qué?

Y él adivinando mi pensamiento –Papá soy yo, señor, es nosotros, es toda la familia.

Al primer momento estuve a punto de reír, me reprimí prontamente al caer en cuenta de lo que se trataba y con el alma vibrante de emoción abrasé fuertemente al niño y con él en los brazos entré a la casa para felicitar al padre. Y me decía para mis adentros: Tiene razón Paúl. Cuando un padre es honrado, ese honor se esparce entre todos los suyos, de la misma manera que si se hace el mal, porque entonces es la vergüenza la que recae sobre ellos.

He aquí lo que es una verdadera familia y el vínculo estrecho que une a sus miembros se llama solidaridad, ella significa sencillamente que en la familia todos los miembros son uno. De manera, pues, que en la historia recién narrada se puede observar que Paúl ha recibido una formidable educación, aunque todavía no tenga la edad suficiente para haber adquirido una amplia instrucción.







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José M. Ameliach N.


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