Marcos, justamente encabronado

1. Marcos, el indiscutible dirigente del levantamiento indígena armado chiapaneco del 1 de enero de 1994, está justamente enfurecido –así se ve- por los giros que ha estado tomando la política mexicana en los últimos años. Se dice que “en política y otras cosas el que se enoja pierde”, pero se olvida que el enojo es una pasión esencialmente popular que se opone a la racionalidad calculadora de la que siempre se vale la clase dominante. Después de 11 años siete meses de estar en la selva luchando de diferentes manera, junto a los indígenas por justicia, libertad, respeto para el pueblo mexicano que los gobiernos del PRI y del PAN les han negado, ahora, con cierta desesperación denuncia lo que hace varios años viene observando: que también el PRD y sus dirigentes siguen la misma ruta andada por los partidos de la derecha y que no parecen estar dispuestos a corregir el camino.



2. Me hace recordar un poco las denuncias de los grupos guerrilleros de Cuba, Venezuela, Guatemala, Colombia, Bolivia, Perú, incluso de México, contra los llamados partidos comunistas prosoviéticos en los de 1959-1970, sobre todos a raíz de la confrontación ideológica chino-soviética. Los dirigentes de aquellos partidos “comunistas” contemporizaban, de manera general, con los gobernantes y algunos empresarios de cada país con el argumento de la defensa del “nacionalismo antiimperialista”; mientras en bosques, selvas o cañadas los ejércitos gubernamentales asesinaban a indígenas y campesinos sospechosos de proteger a guerrilleros. Hay una buena cantidad de literatura de la época para conocer aquellas denuncias y las polémicas que surgieron a su alrededor, pero también tenemos hoy en política a muchos personajes de aquellos tiempos.



3. Lo único que se le puede tener a Marcos y a los indígenas zapatistas que lo acompañan es un enorme respeto y reconocimiento. Muchos políticos y empresarios despilfarradores o tontos creen que los dirigentes del EZLN se la pasan muy bien, muy padre descansando en la selva, recibiendo dinero del gobierno y de grupos, tomando vino y comiendo exquisitas viandas y con el tiempo suficiente para ver televisión, leer y escribir. Olvidan a propósito que hubo en enero de 1994, a partir del levantamiento, 12 días de guerra y cientos de indígenas muertos, que por lo menos durante cuatro años fueron perseguidos como animales, que de manera permanente están vigilados desde campamentos del ejército federal y que a diario los dirigentes deben estar atentos ante cualquier provocación. ¿Qué tal el frío, el calor, las lluvias, las tempestades, las enfermedades, las picaduras y demás?



4. Por el contrario, los políticos y empresarios de la ciudad, gozando de los dineros del partido, de los insultantes “gastos de representación” o viáticos, así como de sus altísimos salarios y compensaciones, gozan de pasajes y gastos de viaje al extranjero, de lujosos hoteles, comidas y vinos en prestigiados restaurantes, de gastos para rentar autos –incluso aviones- y de una gran cantidad de servicios que les da la “representación”. ¿Puede alguna persona honesta respetar y reconocer a un personaje que goza de todos esos privilegios que se pagan con el trabajo, con el dinero de una población que no tiene casa, comida ni dinero para el transporte? ¿Se puede respetar a un político o a un empresario que vive en privilegiadas zonas residenciales cercadas, llenas de vigilantes y policías pagados (para evitar que la gente pobre se acerque) y cuyos hijos son acompañados por guaruras?



5. ¿Hasta dónde los partidos electorales de izquierda y centro izquierda mexicana han sido corrompidos por esas funestas “costumbres burguesas” que antes al parecer combatían? ¿Si han penetrado en los dirigentes y hasta los militantes de base de los llamados partidos “progresistas”, hay todavía posibilidades de extirparlas para recuperar o lograr la confianza de la población? Para Marcos, el EZLN y la izquierda radical, la descomposición es profunda y les parece casi imposible que pudiera corregirse; al contrario, sienten que en la medida en que crecen y obtienen más poder esos partidos electorales de centro izquierda como el PRD –que casi no tienen diferencia con el PRI y el PAN- se engaña a la gente y “se le da gato por liebre”. Por eso el problema no puede reducirse a una discusión ideológica, sino depende de las actitudes y prácticas de los partidos y sus dirigentes.



6. Aunque la discusión de fondo en política deba ser sobre principios políticos, sobre proyectos económicos, programas y propuestas, en la construcción de éstos y posibilidades de que se cumplan, intervienen actitudes y comportamientos. Al parecer mucha gente le tiene confianza a López Obrador por las medidas que puso en práctica en el DF, pero no a sus asesores de campaña ni al PRD. Marcos parece haber sido muy duro contra todos ellos, así como lo ha sido contra el PAN y el PRI, sin embargo las críticas del EZLN parecen del todo justificadas y explicables. Ahora corresponde al PRD reconocer esa realidad y dar pasos consecuentes para limpiar su nombre. Pero la bronca es saber si un partido electorero que busca sólo obtener votos y cargos puede existir sin alianzas y compromisos con poderosos políticos y empresarios. En esa trampa se metió mucha gente honesta del PRD.



7. He preguntado, y pienso que quizá es un deseo lógico que una gran parte de la población quiera llevar a la Presidencia de la República a López Obrador y probar con ello si cumple lo que dice. Aunque el PRI haya recuperado su enorme fuerza política y electoral; aunque el presidente Fox esté dispuesto a dilapidar millones y millones de pesos del presupuesto publico y de los particulares para apoyar la candidatura del PAN, parece que los electores están dispuestos a darle una oportunidad al PRD para mostrar qué tan distinto es del PRI y del PAN. La mayoría de los electores muy poco le importa los planes y los programas, menos los discursos ideológicos; parece moverse por la publicidad televisiva y por lo que le “late”, lo que piensa que “puede ser”. Quizá el PRD tenga que integrar una comisión adecuada para visitar a la dirigencia del EZLN y abrir una tregua. Pero de todas maneras parece muy difícil llegar a acuerdos de fondo.


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Pedro Echeverría V.


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