Hay quienes les llaman, a esos espacios: Querencias. Otros, Utopías. Éstas últimas, son más de contenido idealista.
Pero.....
¿Quién no guarda, en su interior, un viejo recuerdo capaz de hacer verter adrenalina, en nuestro torrente sanguíneo?
¿Quién no ha lanzado un profundo suspiro al escuchar una recordada canción?
¿A quién no se le ha humedecido las mejillas, con el transitar de incontenibles lágrimas, brotadas de prolíficos "oculares-jagueyes"?
Cuantas veces no hemos tenido que excusarnos, con la tan usada expresión: "Perdón, me traicionó el inconsciente".
Esas "Querencias" pesan. Ellas, golpean ¡Coño, y como duele!
A veces, cual guerrilla, nos toma por asalto. Nos llevan por insondables senderos; y nos dan a beber, amargos de hiel.
Postrados en aquellos laberintos, somos capaces de incendiar las velas de nuestras únicas naves.
Sin embargo, aires utópicos nos alienta de nuevo. Alientos renovados nos invitan a seguir transitando.
¿A dónde voy? No lo sé. Sé que voy a un nuevo día. Día que construiré, con mi propia Utopía.
Eso sí, deberé estar consciente de una cosa: Jamás estaré exento, de que me asalten Las Querencias.
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