Base de operaciones

*** Cuando la carrera armamentista de los miembros del “club nuclear” se convierte en una amenaza para la humanidad, la conducta apropiada de los restantes estados es retirarse del Tratado de No Proliferación

Sin pena ni gloria se clausuró el 28/5/05 la Conferencia de la ONU relacionada con el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP). No extraña ese resultado. No se puede pensar en el logro de normas que regulen las relaciones internacionales si los EEUU, aprovechando su poder bruto, pretenden usar las instituciones internacionales para impulsar sus intereses privativos. En este caso concreto, esperaban lograr un acuerdo de la organización mundial para condenar a Irán por sus desarrollos en este campo, considerados como violatorios al TNP, por estimarlos orientados hacia fines militares. Mientras a la vez intentaban que el foro ignorara el otro aspecto vital de la norma: la obligación de las 5 potencias nucleares de reducir hasta eliminar sus arsenales de estas armas de destrucción masiva. Dentro de cualquier lógica, estas disposiciones son de más trascendencia que el impedirle a un país del “tercer mundo” – especialmente si no es amigo como Israel o Pakistán - domine la tecnología de producirlas. La carencia de infraestructuras para emplearlas, especialmente en los medios de envío, hacen irrelevante estratégicamente su posesión, salvo si se le asigna un uso defensivo, ante la capacidad monstruosa de retaliación en manos de los miembros del “club nuclear” (EEUU, Rusia, Francia, Inglaterra y China). Ellos y sus disputas si son un riesgo para la humanidad, solo que si las usan cometerían un suicidio. Sería la guerra que pondría fin a todas las guerras – el sueño de los pacifistas – pero no habría nadie para disfrutar la paz.

En realidad lo que se busca es el oligopolio de esta fuente de energía, del mismo modo que lo intentan lograr con la “guerra al terrorismo” en lo referente al control de los combustibles fósiles. Es una lucha entre ellos en el marco de una nueva guerra fría, donde hay un acuerdo para que no entren nuevos competidores. Pero también es un instrumento para esta oligarquía mundial para el dominio del comercio de los bienes derivados de esta tecnología para usos pacíficos en el campo de la medicina o industrial. Se trataría de la misma estrategia comercial aplicada a los fármacos convencionales y a los bienes de capital, mediante la cual, a través de las patentes, han establecido ese oligopolio mediante el cual se controla el mercado mundial. Hecho que convierte en una falacia la tesis neoliberal del libre comercio. Pero la política en este caso no es desafiar el poder de facto que controla el sistema internacional. Ello colocaría a los estados que la adoptan como forajidos, abriendo la oportunidad para la aplicación del terrorismo bélico, como se hace en Irak. La conducta apropiada es el retiro del Tratado como lo estipula su artículo X. Ciertamente su fracaso en el proceso de desarme, previsto en el artículo VI, ha comprometido los intereses supremos de lo mayoría de los estados firmantes, cuando la carrera armamentista nuclear se presenta como una amenaza a la humanidad en su conjunto.


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Alberto Müller Rojas


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