¡Eso me molesta!

Disculpen, esto va ser mas largo de lo que pensaba. No encuentro la manera de recortarlo.

Aunque soy el tipo de persona que casi nada le molesta, hay algo que me ha estado molestando desde hace unos días, cuando leí un articulo de opinión sobre el licor en nuestra sociedad, donde se insinúa que “el problema del consumo de licor” es principalmente un problema de barrio.

Cada ves que escucho a alguien hablar de nuestros barrios como si fueran el epicentro de las drogas, del licor, y de la violencia, mi cerebro empieza a dar vueltas en círculos porque la única gente que he escuchado hablar de esta manera es la gente de la clase media y media alta, gente que nunca ha vivido en los barrios, gente que nunca se ha encontrado, de manera involuntaria, en la misma situación social y económica en la cual en algún periodo de sus vidas se ha encontrado el 80% de nuestra población.

Siempre he vivido en barrios o en caseríos pobres aquí en Venezuela, particularmente en los sectores que la gente de la clase media llama “zonas rojas,” - y todavía vivo en una “zona roja.” Pero también he pasado unos cortos tiempos en las “zonas blancas (¿?),” donde no me siento nada de bien, en Prados del Este, Los Dos Caminos y los apartamentos de clase media en Naiguata, al lado del Club Puerto Azul, donde un muy pequeño apartamento está costando alrededor de 200,000 BSF. También conocí al matón (así me lo confirmaron) y malandro Carlos Andrés Pérez en su casa en Prados del Este en los años 1970.

En mi experiencia, pro rata, o per capita, existen mas drogadictos y alcohólicos dentro de la clase media y media alta en comparación con la clase obrera de barrio.

Lo que pasa es que mas o menos 80% de la población venezolana vivimos en lo que uno podría describir como “barrio,” mientras que el 20% vive encarcelado y aislado en urbanizaciones, apartamentos y quintas rodeadas de alambre de puya, vidrio quebrado, rejas eléctricas y guardias armados, necesitando cien mil llaves para acceder a sus celdas. Es evidente que lo que pasa detrás de estas paredes casi nunca se sabe, y lo que pasa en los barrios, a luz pública, siempre se sabe.

Es verdad que cada viernes, sábado y domingo en la noche se escuchan tiroteos entre jóvenes jugando con pistolas. Es verdad que existen algunos que hacen fiestas de noche donde se consume licor y drogas, y que enseguida se transforman en peleas, dejando muertos. Pero no es verdad que es el licor que se “vende por todos lados en nuestros barrios” que causan estas situaciones. No es verdad que el licor lleva a las drogas, y no es verdad que estas situaciones ocurren, per capita, mas en los barrios que en las urbanizaciones. Y es absolutamente falso que, per capita, en los barrios se consume mas drogas y licor que en las urbanizaciones.

La verdad es que la gente que habla de nuestros barrios como si fueran vecindarios de borrachos y violentos, no saben de que están hablando.

Si intercambiáramos la gente del 20% con la del 80%, es decir, si mandamos a los de la clase media y media alta a vivir en los barrios, para que sean tratados como gente de barrio, para que sean explotados, viviendo de un día al otro sin el dinero suficiente para sostener su familia de manera digna, sin medicamentos, sin plata para pagar clínicas, sin carro, sin seguro, viviendo en una casa de cartón, sin luz, sin agua potable y sin servicios de aguas usadas, ¿cuales serian los resultados?

El ser humano consciente y responsable (la mayoría), en cualquier parte del mundo, cuando se encuentra en situación de pobreza, normalmente no gasta el poco dinero que tiene en licor o drogas a menos que se encuentre en una situación de gran desesperanza, donde se siente como si fuera nada mas que un excremento de la sociedad, un excremento de la clase media y media alta, un esclavo, una “cachifa” que le lava la ropa sucia al vago de la clase media, un pobre obrero que nadie le para, y que a nadie le importa, un ser humano sin dignidad, una basura, un buey dentro de una jaula psicológica infernal, una jaula mental donde nació, creció y sigue tratando de sobrevivir.

Porsupuesto que esto esta cambiando, gracias a nuestro presidente, pero todavía existe el fenómeno de la cultura del maltrato, y eso se va a demorar generaciones en cambiar, poco a poco, y no solamente dentro de los barrios, pero principalmente dentro de la cultura sifrinesca que todavía existe, como siempre y principalmente dentro de la clase media y media alta.

La causa de la violencia no es el licor, no es la droga, no es la pistola – la causa de la violencia es la condición humana denigrante y deshumanizada en la cual se encuentra el ser humano … y es por eso que se encuentra numéricamente mas violencia en nuestros barrios, porque casi el 80% de nuestra población vive (o a vivido) en condiciones de barrio, y esta población fue, y continua siendo sistemáticamente explotada, abusada, denigrada, violada, ignorada, descalificada, marginada, engañada, ridiculizada y condenada por un alto porcentaje de la gente del 20%, quienes todavía tienen las bolas para seguir echándole la culpa a la mayoría de la población, quienes somos los que vivimos, día tras día, en nuestros barrios.

¡Y eso me molesta!

oscarheck111@yahoo.com


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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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