En el Fuerte Tiuna

Antes de la llegada del Presidente Hugo Chávez al Fuerte Tiuna, a las 4 a.m. del 12 de abril de 2.002, fecha por cumplirse 10 años de pocos días, ya Carmona Estanga se encontraba reunido con los oficiales que tenían el control de la situación, entre ellos el General Vásquez Velasco, el Vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, el General (AV) Pedro Pereira, al Gral. (GN) Carlos Alfonzo Martínez. Se hablaba que si bien la renuncia del Presidente había sido ya anunciada al país y que tenía valor jurídico, convenía que la misma fuese perfeccionada por escrito. Algún vocero militar afirmó que el Presidente estaba dispuesto a firmarla si se le permitía viajar de inmediato a Cuba, Carmona fue consultado y éste opinó favorable a que se marchara al exterior. El VA Ramírez Pérez comenzaba a hablar para apoyar ese planteamiento cuando irrumpió en el salón el Abogado Daniel Romero que en forma exaltada expresaba en nombre del grupo de ciudadanos presentes en los pasillos que Chávez debía responder por sus desafueros y que no debía permitirse su salida al exterior puesto que ello significaría una traición al sentir nacional y se podía oír voces afuera que compartían este criterio, lo cual sembró mayores dudas entre quienes no veían conveniente el viaje del Presidente Chávez al exterior.

Había un ambiente de controversia y de exaltación compartido por muchos altos oficiales de las FAN. Mientras las pantallas de televisión mostraban que la pista del aeropuerto de La Carlota había sido bloqueada con vehículos para evitar la salida de Chávez. Todo ello, más la opinión adversa del grupo de Generales que pensaban que Chávez debía firmar su renuncia sin condiciones, influyó en la decisión que adoptaron los altos representantes de las cuatro Fuerzas Militares de mantener al Presidente de la República en el país bajo su custodia en Fuerte Tiuna, quedando para una oportunidad posterior la definición de su destino final una vez que decantaran los ánimos. Uno de los oficiales expresó que el traslado de Chávez al exterior podría ser una opción posterior pero que por ahora ello podría ocasionar negativas divisiones en la Fuerza Armada. Posteriormente se conoció en la voz de algunos asistentes a la reunión que prevaleció la emotividad por encima de la racionalidad y no se ponderó debidamente la conveniencia de satisfacer la condición del viaje para lograr la firma de la renuncia por parte del Presidente Chávez; el general Vásquez Velasco admite que ese fue el más grave error cometido en aquellas horas difíciles. Consumada la decisión se comenzó a generar públicamente la matriz de opinión de que Chávez era un Presidente detenido y no renunciante, a lo cual contribuyeron las declaraciones del Fiscal General Isaías Rodríguez y del Presidente de la Asamblea Nacional William Lara.

Para presidir el gobierno de transición entre los militares se barajaron nombres como Enrique Tejera París, Adán Celis, Alejandro Armas e Iván Rincón, Presidente del TSJ., pero al final predominó el sugerido por el Cardenal Ignacio Velasco, Pedro Carmona Estanga. Carmona fue rodeado inmediatamente por todos los presentes y entonces requirió que se hiciera un anuncio previo al país informando que se trataba de una solicitud que se le había efectuado, vale decir algo no buscado por él. Así lo hizo Vásquez Velasco aun cuando escuetamente antes de que Carmona hablara a la nación a las 5 a.m. del viernes 12. Carmona dice que en medio de la avalancha de acontecimientos al ofrecerle ocupar la Presidencia en un gobierno de transición, sin tiempo para abrir espacios de reflexión y consultas, decidió solo y ante su conciencia asumir dicha responsabilidad, de la cual incluso su esposa e hijo, se enteraron por televisión como el resto del país y mis colegas de Fedecámaras; y que solo pensó que de ello dependía el futuro de la nación. Confié en esos momentos en el apoyo que me ofrecía el estamento castrense para encabezar la transición y di un paso adelante. Seguidamente se comenzó a analizar en Fuerte Tiuna la orientación que podría asumir un nuevo gobierno, con base en un borrador elaborado por un grupo de abogados, entre ellos Daniel Romero. El Dr. Allan Brewer-Carías, a quien le unía una respetuosa relación profesional con Carmona fue llamado por éste telefónicamente para que se trasladara a Fuerte Tiuna para conocer su criterio sobre aquel documento. Tiempo después diría Carmona que debe dejar registro para la historia con sinceridad y sin arrepentimientos, que no se debe confiar en palabras u ofrecimientos de dirigentes militares o civiles sino en cuanto a compromisos claros y precisos, por grave que sea la situación o la premura que exista para la toma de decisiones, porque después vienen los malentendidos y los lavatorios de manos.

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José M. Ameliach N.


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