Luego entonces, celebremos los 2011 años de tu nacimiento. Y que no piensen los que te mataron, 1978 transcurridos, que el vino de las celebraciones se congeló. El cáliz aún sigue cristalino. Y como el guerrero de los milenios, un descanso que aprovechamos para rememorar con La Verdad que nunca muere a pesar de las mil mentiras tarifadas. A pesar de los tutelados por “ellos” como lo fueron Hitler y Goebbels.
Palabra del Maestro: “Bien, hijos míos. No duele tanto redimirse por una justa causa; humanitaria. No importan los milenios. Para este Redentor, si no hubiese sido por la oportuna señal del Mago negro y el apoyo de Melchor, según informaciones de nuestro Padre querido, la barbarie se habría ensañado contra aquel inocente bebé, como con las demás criaturas, hijos de los desposeídos que, para mayor calamidad, los inocentes padres y madres acataron la burla de los malvados quienes señalaron el 28 de diciembre como el día de los “inocentes”. No el de la masacre de niños y niñas como en realidad sucedió.
Ni mi santa madre María, mi querido padre José ni yo, estaríamos prestos para contar nuestras “verdades” si la canalla de entonces nos hubiera dado alcance antes de trasponer la frontera con Egipto. Pero como de lo que se trata, queridos hermanos y hermanas, es que esa canalla aún vive matando niños y niñas antes de salir del vientre de las madres, es necesario redimir a los miles de millones de seres humanos que habitan el planeta tierra. Y por el perenne martirio a mi Palestina, seguiré mi camino con el arma más poderosa: La Verdad”.
El Redentor de los milenios, nuestro Jesucristo, lo sabe. Los bárbaros cada día construyen más artefactos de guerra. Muros (quien construye muros teme) máquinas infernales diseñadas por el diablo, su tutor.
Dicho aquello, Jesús sacudió el polvo de la bien elaborada túnica por las manos artísticas de la Madre María. Momento que aprovechamos para pedirle al Maestro de nuestro Simón Bolívar, que no nos deje sin escuchar las humildes estrofas de un niño palestino en Venezuela, acompañado de una niña venezolana con una rosa roja que en tu solapa no se marchitará ni con el polvo del camino.
Feliz Navidad, Jesús. Feliz Navidad
En Nazareth comenzó la vida
Camino a Belén el nacimiento
Salvación de la verdad la partida
y al encuentro parpadeó el tormento
De La Palabra y la Verdad del hombre
jamás se las llevará el viento
De Juan Pablo II, el Peregrino
el llamado a reconstruir la huella del camino
de tu Palestina
en sufrimiento.
Y nosotros, desde estas serranías del oriente venezolano te deseamos, camarada Redentor, otro cumpleaños no tan feliz, pero sí con tu gente allá en Palestina, para que la canalla y la barbarie la respeten. Ya has hecho mucho por nosotros al despertar a nuestro Libertador.
Patria, Socialismo o barbarie. Venceremos.