Una tragedia intelectual

La vieja clase política venezolana que representa y dirige a la oposición desde la “Mesa de Unidad Democrática” (MUD) es víctima y victimario en la gran tragedia intelectual venezolana del Siglo 21. Por su acción (y la de los medios de comunicación privados) un sector importante de la población vive en estado de incoherencia y negación absoluta, en una imbecilidad colectiva con relámpagos de comicidad.

Aunque es cierto que a lo largo de nuestra historia la derecha ha estado reñida con el pensamiento popular, su hegemonía legal y cultural ocupaba todo el espacio intelectual y así siempre reía de último y siempre tenía razón. Pero en esta época de crisis, guerra y revolución permanente, donde casi todo se ve, se sabe o se intuye al instante, el pensamiento dominante sigue siendo el pensamiento de la realidad dominante pero como la realidad dominante está sumida en contradicciones, el pensamiento dominante es la contradicción.

REGRESO A LA NORMALIDAD

La revolución bolivariana se asume como una parte de la contradicción y adelanta, en la práctica, acciones para tratar de resolverla a corto, mediano y largo plazo. En cambio la oposición niega toda contradicción, niega la existencia de la lucha de clases y del imperialismo como factores determinantes en la política y propone regresar a una “normalidad” que antes no existía pero volaba y que hoy aletea su agonía en el polvo del pensamiento opositor. Pretende, sin caer en revolución ni exacerbarla, restaurar el antiguo régimen cuyas contradicciones insolubles fueron justamente las que engendraron esta revolución.

Para la oposición todo se explica y resuelve como en una telenovela: vivimos un malentendido causado por errores y accidentes del pasado. Cuando todo se aclare, el joven burgués se casará con la siempre joven Venezuela, bella y ya libre de la desconfianza que le inyectó el villano Chávez con su discurso divisionista y violento. Así se explica que la MUD niegue con insolente terquedad una década de cambios profundos, apostando a una improbable victoria que le permitiría revertirlos.

A juzgar por las declaraciones de los precandidatos presidenciales de la MUD, los habitantes de Venezuela son una mayoría (certificada) de infelices idiotas estafados por un demagogo irresponsable que durante una década sólo ha creado sortilegios para perpetuarse en el poder e imponer una dictadura que nunca llega. Y los políticos opositores son los únicos que se han dado cuenta…

UNIDAD EN LA INCOHERENCIA

¿Cómo llegaron a tal deterioro mental? Muy sencillo: negándose a reconocer que hay conceptos que se excluyen. Mientras en el chavismo se depura, se expulsa, se critica, se reforma, se actualiza…en la oposición no se conoce un solo caso de selección: todos son bienvenidos, ninguno es culpable de torpeza moral o delito; ninguno es demasiado corrupto o criminal en esa mesa de la impunidad. Desde Carmona Estanga hasta Bandera Roja, desde Causa R hasta Fedecámaras, cualquier antichavista es bienvenido. Manuel Rosales tenía como asesor en seguridad al asesino y torturador López Cisco, y cuando los familiares de las víctimas lo denunciaron, explicó que contrató al esbirro por sus calificaciones profesionales,, y puso cara de “yo no sé nada de masacres”.  Y el lugarteniente de Posada Carriles fue Jefe de la Policía de Miranda cuando Enrique Mendoza era gobernador. Y así, desde el miserable Pablo Medina que acusa, sin pruebas, a tres generales de narcotráfico, hasta la ridícula María Corina Machado en curiara con disfraz de Pocahontas hecho a la medida, todo está permitido en la feria de la oposición.

Sabemos, gracias a las escuchas ilegales que ellos mismos se hacen y difunden, que los políticos opositores se odian, se desprecian y se torpedean a la misma velocidad con que se abrazan frente a las cámaras. La hipocresía es su segunda naturaleza y condición indispensable de su “unidad democrática”.

DESPERDICIO SOCIAL

Con semejante (falta de) pensamiento no pueden sino repetir hasta la nausea las dos o tres palabras que resumen su teoría política: “CulpaeChávez”, “¡Fuera Chávez!”, obligados como están a no arriesgarse a adelantar opinión o propuesta sobre ningún tema. Así asistimos al fenómeno insólito de personajes que aspiran a la Presidencia de un país y no se pronuncian sobre ningún tema internacional. Guerra, genocidio, cambio climático, crisis de la economía, epidemia, migraciones, todo les queda grande, todo lo callan para no entrar en contradicción entre ellos o, peor, para no entrar en contradicción con sus padrinos de Estados Unidos o la derecha europea. No tienen sino existencia mediática y el espacio que ocupan en prensa, radio y televisión es nocivo desde el punto de vista intelectual y puro desperdicio social: un uso vil y vano de mucha energía y recursos que podrían emplearse en otra cosa. Por ejemplo, en una oposición digna de ese nombre.

EL DIABLO DE LA TRANSICIÓN

Después del fracaso de los intentos golpistas de 2002-2003, la esperanza secreta de una salida de fuerza siguió viva y produjo los tres grandes fracasos políticos de la oposición: la no participación en las elecciones parlamentarias, el ridículo anticlímax de los estudiantes burgueses en la Asamblea Nacional y los vacíos debates de los precandidatos de la MUD

Sólo eso explica la aparición de un Diego Arria entre los precandidatos opositores, abominable personaje que en realidad se postula para ser presidente interino impuesto por Estados Unidos a la hora de un golpe o una invasión tipo Libia.

Solo eso explicará que –primarias o no- la oposición no tendrá candidato único: unos (Arria, López y Medina) necesitan seguir siendo candidatos presidenciales para que, en calidad de tales, la “inmunidad política” lo libre de rendir cuantas a la justicia; los demás porque esperan hacer valer el título en un “período de transición” creado por la injerencia extranjera. Será este cataclismo lo que dará, según ellos, algún sentido a su tragedia intelectual.

Definitivamente, el sueño de la razón engendra monstruos.

rothegalo@hotmail.com



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Eduardo Rothe


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