José Juan Requena y los militares

Tener 70 años no es pecado pero tampoco virtud. Tener 70 años en tiempos de Revolución y Viagra es para agradecer y –salvo riesgo de senilidad que también afecta a jóvenes como el diputado suplente Ricardo Sánchez- ese agradecimiento debe manifestarse en la prudencia de no hablar pistoladas, no creer saberlo todo y preguntar antes de responder.  

      El señor José Juan Requena es un viejo de 70 años, como el de la película “UP” que vuela en una casa levantada por globos hacia  los tepúes de la Gran Sabana en busca del malvado explorador Brewer Carias, y allí encuentra un perro que habla y un colorido Gallo Pelón.  

EL AUMENTO MILITAR  

En su artículo El Socialismo de Castas del Siglo XXI, el señor Requena dice que se le “revolvieron las tripas” cuando supo que los militares habían recibido 50% de aumento de sueldo. Y añade “no es que no se lo merezcan pues con la inflación galopante no alcanza el sueldo ni para comer caliente una sopa de nabos todos los días”. ¿En qué hospicio está secuestrado este anciano que no puede “ni comer caliente una sopa de nabos todos los días”?  

Don Comenabo Requena reconoce la existencia de Mercal y Pedeval sin los cuales, dice, ¿”Qué sería de nosotros el pueblo, combatiente y trabajador del 13 de abril, que salvó al presidente…?“  Porque “los militares no se movieron hasta que vieron al pueblo en las calles dispuesto a morir por su presidente…”  Ponzoñoso el viejito.  

ACLARATORIA DE ARMAS 

Los militares bolivarianos no necesitan que se los defienda y no merecen que se los ataque. Debo aclarar que a los militares de la Cuarta los enfrenté con la famosa “crítica de las armas”, desde la adolescencia. Y cuando en la revista “Reventón” decidimos usar “el arma de la crítica”, terminó en juicio militar y cárcel para Los colegas y para mí irme a pasar trabajo en el extranjero. Aclarado lo cual,  mi eterno agradecimiento a los militares que se jugaron su vida, su libertad y su carrera para iniciar, con el 4F, esta imperfecta pero maravillosa revolución bolivariana. Agradecimiento a los oficiales, clases y soldados que se abstuvieron de dispararnos el 11 y 12 de Abril 2002: Carmona y los suyos sólo contaron con la policía y los alcaldes fachos de Baruta y Chacao para reprimir al pueblo. Eso debería tomar en cuenta Requena para hablar de los militares que, a las 9 de la mañana, han hecho más que él en toda la semana.  

PERFECCIONISMO 

Como no se aumentó lo mismo a los trabajadores, Requena pregunta “¿Dónde está entonces la igualdad del socialismo?” Es evidente que finge ignorar que la FANB era el único sector que llevaba años sin aumento. Y el, ponzoñoso, añade: “Esto parece, por ahora, más bien otro bozal de arepa, como sucedía en el pasado para mantener contentos a los que son dueños de la fuerza de las armas. (…) Contentos y felices a fuerza de billetes, pero vacíos de principios e idealismo”. 

REGAÑANDO A Chávez

El viejito ponzoñoso le dice a Chávez: “(…) con decisiones como esta, usted levanta barreras entre su pueblo y las (sic) fuerza armada por ahora bolivarianas” (sic). Porque según Requena “Son estas decisiones imparciales (sic) e infelices las que rompen la igualdad, la fraternidad el codo a codo entre el pueblo y sus fuerzas armadas”. (…) “Parece que si no se les aumentaba el sueldo no seguirían fieles a los principios e ideales de este su proceso, eso es lo que piensa el pueblo a las primeras de cambio”. Y el viejo ponzoñoso le pregunta al Comandante: “Señor Presidente, no es esto un bozal de arepa como decimos nosotros para callar las protestas y mantenerlos por ahora contentos”. 

¿QUIÉN DIVIDE? 

El ponzoñoso dice que los trabajadores (que han recibido aumentos año tras año) merecen el mismo 50 % de los militares, porque  “(…) trabajan y producen, para engrandecer ese PIB de la patria”, mientras que “El militar hace la guerra, da golpes, reprime al pueblo cuando así le manda un superior con la fuerza de sus armas, como ya ha pasado tantas veces en la historia de nuestro pueblo y de los pueblos del continente y del mundo”. 

¿LA SOLUCIÓN? 

El viejito ponzoñoso le dice a Chávez: “(…) debemos crear una sociedad de iguales y no de clases una sociedad justa y no desigual. Existimos aún muchos viejitos de la edad dorada sin pensión ni seguro social, entre ellos el que esto escribe que tiene setenta años”. 

¿De ahí viene la hiel? Por favor, camaradas del gobierno: denle una pensión al compatriota Requena para que cambie la dieta de nabos que lo tiene envenenado. Denle una pensión que le permita comprar Viagra y fraternizar con alguna compatriota miliciana de la tercera edad que lo acoja en su seno, lo ponga a dar saltos de rana para que se le quite lo comenabo y lo convierta en un revolucionario sin edad. 

EDADES 

A quienes consideren que es impropio que desde mi juventud maltrate a un anciano, debo confesar que poco importa que el señor José Juan Requena sea un viejo. Si se pone  necio op majadero, un anciano merece una llamada de atención como si fuera un chamo.  

Yo no tengo pensión ni seguro, trabajo todos los días y, zigzagueo con mi moto por el tráfico de Caracas. A veces me pregunto si llegaré a cumplir la edad de Requena. Gracias a la revolución (y al Viagra) tengo ante mí un largo camino de luchas, tareas, enamoramientos y asombro. Tengo 66 y autoridad (que viene de autor) para mandarle un abrazo a todos los jóvenes militares que están con su pueblo y para decirle a José Juan Requena: ¡No jodas!

rothegalo@hotmail.com



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Eduardo Rothe


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