El rescate de tus prestaciones

 Noviembre trajo buenas nuevas para los trabajadores de la patria. Después de un cerrado aguacero, el presidente de la república anunció devolver a los obreros y obreras lo que les arrebató el último gobierno de la cuarta república: la retroactividad de sus prestaciones sociales y el reconocimiento de la antigüedad. Estas conquistas fueron borradas de un plumazo durante la segunda administración de Rafael Caldera, con un “viejo izquierdista” como ejecutor de la medida: Teodoro Petkoff.

 El puntofijismo tuvo esas nada exquisitas ironías: el robo a mano desarmada del que fueron objeto los asalariados venezolanos lo perpetraron un abogado experto en derecho del trabajo, el profesor Caldera, y un ex izquierdista y ex socialista que alguna vez creyó (o aparentó creer) en la clase obrera, Teodoro Petkoff. Se trató de uno de los últimos zarpazos del neoliberalismo impuesto a Venezuela por el Fondo Monetario Internacional.

 La vieja clase política nunca entendió los signos de los tiempos que presagiaban su propio derrumbe. Dicho en el habla refranera de Luis Herrera Campíns: no oyó crecer la hierba. El estallido popular del 27 de febrero de 1989, con sus centenares de muertos, no resultó suficiente para activar sus alarmas. La soberbia de una oligarquía del dinero enriquecida a la sombra del Estado –burguesía estéril, la llamó Orlando Araujo- juró que el descontento popular era un simple conato de incendio que Caldera y Petkoff, como apagafuegos del sistema, podían sofocar. El viejo maestro socialcristiano y su tardío discípulo “socialista” resultaron pésimos bomberos.

 La Asamblea Constituyente convocada por Hugo Chávez en 1999, vino a ponerle coto a la injusticia contra los trabajadores venezolanos. En la disposición transitoria cuarta, numeral 3,  la nueva Carta Magna ordena aprobar “mediante la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, un nuevo régimen para el derecho a prestaciones sociales reconocido en el artículo 92 de esta Constitución, el cual integrará el pago de este derecho de forma proporcional al tiempo de servicio y calculado de conformidad con el último salario devengado”.

 El golpe de Estado de abril de 2002, el sabotaje petrolero de ese mismo año que buscó destruir la economía del país, los paros patronales y guarimbas conspiraron contra ese mandato constitucional. Lo retardaron, pero no lo impidieron, como quedó demostrado la víspera del enigmático y promisorio 11-11-11, en una cadena nacional presidencial que se adelantó al manto de silencio mediático que se lanzaría sobre la más importante noticia del año. Todo lo demás, periodísticamente hablando, son cuentos de redacción y amarillismo de cierre. 

 No sé si la clase obrera irá al paraíso, como lo anunciaba una vieja película, pero nadie dudará que la justicia ha llegado a la clase obrera. Hoy Petkoff, una vez teórico de la revolución proletaria y otra verdugo del proletariado, es asesor de la llamada Mesa de la Unidad. Y les advierto, se trata sin ironía, del más “progresista” de ese archipiélago político. Mucho más, sin demasiado esfuerzo, que Capriles Radonsky, Pablo Pérez (su asesorado), María Machado, López o Arria. Así que saquen la cuenta.

 Regocija registrar las buenas nuevas para los trabajadores venezolanos. La semana pasada, 10.541 nuevos pensionados fueron incorporados al seguro social, para llegar a casi dos millones de beneficiarios. La justicia revolucionaria no es una promesa de mesa alguna ni mucho menos de  sobremesa.


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Earle Herrera

Profesor de Comunicación Social en la UCV y diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV. Destacado como cuentista y poeta. Galardonado en cuatro ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo, así como el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal (mención Poesía) y el Premio Conac de Narrativa. Conductor del programa de TV "El Kisoco Veráz".

 earlejh@hotmail.com

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