Sociedad de amor y agresividad

El capitalismo en su esencia es generador de odio y agresividad entre la gente, es parte de su hábitat natural. Actualmente estamos atravesando un período de transición donde se debate entre lo nuevo que està naciendo y lo viejo que no se rinde; esto abarca casi todo, desde lo económico hasta lo que nos encontramos en un dìa de tràfico infernal, es una situación si se quiere inmanente a nuestra relación societal. El nivel de agresividad en nuestro concepto nace primero en el tipo de crianza, crisis familiar, familias no tradicionales donde la madre es también padre o el padre lo es madre. En el sistema educativo el agregado a la educación formal poco existe en cuanto costumbres, comportamiento, respeto, humildad y consideración hacia los demás. He allí el dilema que hay que atacar.

Por otro lado y que surge como una buena señal es la guiatura que ha creado el presidente comandante con el ejemplo por delante, valores que trascienden a la población colocando en primer lugar la relación de amor y afecto entre el y una gran mayoría del pueblo, se produce una identificación biunívoca que ha permitido mayor felicidad conjuntamente con todos los beneficios que se desprenden de la gestión de gobierno.

Nos preguntamos, hasta que punto ese hilo de amor ha permeado entre todos nosotros, en realidad podemos afirmar que tenemos una sociedad llena de amor entre unos y otros?, indudablemente que hace falta mucho trecho por recorrer en este camino y mi respuesta clara es no, no hemos logrado impregnar a todos y todas de esa relación, por el contrario y lo vemos a cada instante en la calle y muchas veces en nuestra propia casa; un ejemplo de ello se produce en la calle a pie o en vehiculo, ya seamos peatones o conductores, lo tenemos instalado en el nivel de acción y reacción ante los demás, lo que introduce niveles hasta de paranoia colectiva, cuando por cualquier causa o sin ella, tocamos bocina o corneta a diestra y siniestra.

Queremos entonces señalar que esa relación de identidad y amor con nuestro presidente no se ha desparramado como lluvia sobre nuestras cabezas y mentes, amamos a nuestro presidente, pero muy poco se ve entre nosotros mismos, que nos pasa, nos dejamos arrastrar por la vorágine del día a día y no nos sacudimos efectivamente el individualismo, el egoísmo, la miseria que muchas veces demostramos hasta en las cosas mas fútiles de la vida. El esfuerzo es de todos y todas, la tarea, nada fácil pero es la tarea, comencemos entonces por nosotros mismos. Que viva la vida.

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Rafael Febles Fajardo

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

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