Ese fue Carmona,
cuando creyó que había “tumbado” a Hugo Chávez. Todo
lo contrario del saduceo de la conquistada Nicea ciudad del Asia menor,
donde el que posteriormente y después de asesinar a miles de seres
humanos, se declaró cristiano. Si no puedes con el enemigo, únetele.
Constantino se desmanchó, murió tranquilo y bendito.
Carmona se
apresuró como Nerón que mató a la mayoría de los discípulos,
incluido Pedro. Se le salvaron cuatro porque, con Juan y la muchedumbre,
se enguerrillaron en las montañas. Ya a los locos sin Nerón que descomponen
la “mesa de la unidad democrática”, con Mazuco y Rosales a la cabeza,
no tienen tiempo para hacerse de un Constantino que tergiverse la historia
bolivariana. ¿No será para eso que necesitan en la calle a Simonovis,
Vivas y Mazuco, para que alguno de ellos sustituya a Guillermo Morón,
quien está en una de lentitud, o no quiere mentir?
Por nuestra
parte, de pasadita compadecemos al filósofo larense, por esa tarea
irrealizable a estas alturas, cuando ya los pueblos conocen, de cabo
a rabo, la verdadera historia de las luchas libertarias de nuestro Simón
Bolívar, a pesar de la muerte de todos sus seguidores que sí dejaron
testimonios imposibles de tergiversar. El primero, Antonio José de
Sucre. Otro de valía, como todos, Ezequiel Zamora.
Ahora mismo,
con motivos del cumpleaños de nuestro Libertador y el justo y honroso
reconocimiento a nuestros muchachos de la Vinotinto, las plañideras
(no mujeres) que representan a las agrupaciones de derecha en la Asamblea
Nacional, están emberracados, como el cerdo de montaña, chillando
para que los escuchen en Washington, con la cantaleta de que estamos
politizando a Bolívar y a la Vinotinto. Pero ni de vainita frijolera
dicen que los adecos escondieron la historia con la mala intención
de diluirla en el olvido y sustituirla por las “hazañas” de Rómulo
Betancourt. Y en cuanto a los copeyanos, no podían tolerar que a Simón
Bolívar se le asignara en la historia como el hombre que desenmascaró
a esa burguesía que traicionó al movimiento de liberación nacional
de la época. La misma que ahora, con los llamados socialcristianos,
volvió a tensar la cuerda de la tergiversación. Pero la verdad los
dejó desnudos.
Y en cuanto
a la Vinotinto, ¿aceptarán ellos, tanto adecos como copeyanos y sus
derivados, que los jóvenes deportistas, que lo fueron cuando ellos
pervirtieron el mandato, le enrostren las vicisitudes a las que se enfrentaron
para subsistir?. Probablemente no. Es que a los de la cuarta reversa
(ojo: reversa) no les gusta hablar del pasado. Con ellos reconocen que
no fue ejemplar. Al contrario, harto vergonzoso desde el mismo Miraflores.
Lo lamentable para ellos es que no pueden enarbolar ningún hecho en beneficio de la nación que apague lo que hoy, con el gobierno de Hugo Chávez, se está llevando a cabo. Especialmente para los desposeídos por ellos, desde cuando se arrimaron a la burguesía, “suerte” que no tuvo José Luis y Lila, pese a que, a empujones lechero (la exclusiva que le dio CAP) logró atesorar para comprar un “quintón” en el Country Club y tuvo que regresar a Miami con sus corotos. El destino los “arrejunto”… con el gocho.
Mientras, el
pueblo venezolano pa’ lante con el Comandante y bebiendo la verdadera
historia. No habrá fariseos imitadores y rastacuero que nos impida
gritar: ¡Que viva Chávez, adelante la vinotinto, y Bolívar despierta
cada cien años cuando despiertan los pueblos!
Patria,
Socialismo o barbarie!