Planificación económica y control popular

"Yo pido que se tome nota de esto: propiedad social directa. ¡A esto le tiene pánico el capitalismo! (…) No debemos permitir que la gente crea que eso es lo ordinario, no. Eso es extraordinario en un mundo donde a las mayorías les niegan la propiedad, desde la pequeña hasta la propiedad mediana, como ésta, que es social, colectiva, propiedad liberadora. Por eso la Revolución Socialista Bolivariana va convirtiendo al pueblo en propietario. Es la propiedad patria".
Hugo Chávez, Hacia la Victoria Admirable.


Uno de los conceptos centrales de la teoría económica y de la ideología capitalista es el de mercado, el cual caracteriza a una sociedad y a una economía organizada sobre la base de la oferta y la demanda, la reproducción del capital y la propiedad privada. Sin embargo, aunque se hable de “libertad de mercado” lo que se presencia en la práctica es el control de las entidades privadas en la producción y circulación de bienes y servicios. Por ejemplo, las empresas privadas controlan la oferta a través de las limitaciones al tipo de bienes que pueden ser adquiridos. También influyen en la demanda por medio, por ejemplo, del control de las cadenas productivas e incluso de la publicidad. La existencia de un sistema económico basado en la propiedad privada convierte a éstas en un actor sociopolítico importante, capaz de influir en la vida pública en función de sus intereses selectivos (tal como sucedió en Chile o en Venezuela).

Lo que el mercado persigue es la reproducción del capital. La persona, en lugar de ser concebida integralmente a partir de un conjunto de cualidades y valoraciones, es definida en tanto que un consumidor, es decir, como un sujeto que atiende pasivamente a las propuestas del mercado. Por otra parte, si es la persona la que desea convertirse en “producto”, debe tomar las características de aquellos valores que puedan considerarse valiosos en el mercado.

Venezuela ha afirmado constitucionalmente la voluntad de propulsar la refundación de la República, a través de la formación de un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, y de la construcción del Socialismo Bolivariano. La transición al Socialismo implica la conformación de una economía planificada, pero con la característica de que la planificación no puede ser sólo autoría de un Estado burocrático. Nuestro Socialismo se propone, desde sus principios, la restitución de la Soberanía a manos del Pueblo. Ésta se considera intransferible desde los modos de representación originados en la institucionalidad burguesa y representativa.

La Soberanía se ejerce a través de medios de organización y participación directa y completa en la vida pública, con organizaciones como los consejos comunales, las comunas y las regiones federales de desarrollo. La creación y vinculación progresiva de estas organizaciones de bases servirá para la construcción de un Estado Comunal, como forma de organización que supere el burocratismo y el predominio de la propiedad privada sobre el bien común. El Estado Comunal puede ilustrarse como una estructura de vocerías que, desde bases territoriales, conforme una instancia representativa del Pueblo, apoyada en la Constitución Bolivariana y el Plan Nacional Simón Bolívar.

La conciencia social y la hegemonía de la propiedad social son dos aspectos que caracterizan la fundación de otro modelo de sociedad. La conciencia social se expresa en el reconocimiento de la interdependencia entre todos los sujetos sociales y la construcción de una voluntad colectiva plural (“de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”). La hegemonía de la propiedad social trata de la transformación del régimen de propiedad y del papel de la propiedad como forma de poder social; en otras palabras, la consolidación de las condiciones objetivas y culturales que se vinculan con la propiedad y la conciencia social. A partir de estos elementos básicos, el propósito de la producción es la satisfacción de las necesidades sociales.

Esto supone otra forma de organización económica, donde exista presencia y control popular en todos los momentos de la producción. De allí la aparición de otras formas de producción (unidades socioproductivas) y de otros modelos en el que se encuentra integración entre productores, usuarios y Estado. La crítica a la propiedad privada y la propuesta de otros modos de propiedad (social directa e indirecta, privada colectiva y personal) representa un aporte desde esta perspectiva a la superación de los conceptos capitalistas de “mercado” y “propiedad”.

Como hemos dicho, la condición de estos procesos es la participación protagónica y formada de las mayorías de la población. Entre la situación actual y la situación ideal mostrada media la necesidad de desmontar la lógica burocrática del Estado burgués. En otras palabras, sería erróneo pensar que tales transformaciones pueden darse contando con el funcionamiento burocrático del Estado actual, pensado idealmente para proteger la hegemonía social de la propiedad privada. Por ello, el protagonismo popular continúa siendo un eslabón imprescindible en la construcción del Estado Comunal, de carácter no burocratista y orientado a las necesidades sociales. El Estado Comunal requiere el control social de todos los momentos de la producción económica. Conceptos como el de “produsuario”, formalizados en leyes que se han aprobado en los últimos años, dan cuenta de la voluntad de impulsar otra forma de organización económica.

Otro ejemplo es el concepto de contraloría social. La contraloría social es un mecanismo para ejercer el control popular de la producción y distribución de bienes y servicios, en una sociedad de economía planificada para la satisfacción de las necesidades sociales. Se trata de “control popular” porque los usuarios y organizaciones comunales participan en la evaluación de la distribución de bienes. Así, se ejerce un control preventivo, desde las propias bases, y no solamente un control reactivo desde órganos represivos. Con ello se crea otra cultura, basada en el control comunitario, al tiempo que se generan conocimientos para que las comunidades organizadas asuman protagónicamente nuevas capacidades que faciliten la transferencia de competencias.

Este tipo de control debe canalizar la comunicación directa entre instituciones y comunidades, así como la posibilidad de establecer relaciones de cooperación entre las comunidades organizadas. Además, la contraloría es una herramienta de diagnóstico y evaluación del desempeño de la gestión pública (por ejemplo, de las Misiones), ya que proporciona la posibilidad de planificar, monitorear corregir oportunamente los problemas que se presenten. Hace poco dijo el Presidente Chávez: “el capitalismo está por todos lados y es como un veneno (…). ¿Cómo hacemos para impedirlo? (…) Mediante la conciencia, la contraloría y la vigilancia de que nadie se desvíe” (en Hacia la Victoria Admirable).

Para terminar debemos recordar la distinción entre la economía “abstracta” (que genera valoraciones basadas exclusivamente en principios teóricos) y la economía “real” (que sucede en la práctica de la producción y circulación de bienes). Desde esta distinción, la planificación económica debe ser situacional, pertinente y adecuada al contexto, para evitar la influencia del modo normativo-burocrático de planificación y las limitaciones de la teoría. En conclusión, el control social es un medio necesario en una economía planificada desde una perspectiva realista, donde se requiere la participación popular en todos los momentos de la producción porque su objetivos finales son la satisfacción de las necesidades sociales y la reconstrucción de la conciencia social.

santiago.roca@yahoo.com


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Santiago Roca


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