Hoy, en Venezuela, el voto se ha vuelto un arma subversiva

¿Por qué tanto interes en las elecciones venideras?

La contienda electoral venezolana, pese a que sólo se elegirán diputados a la Asamblea Nacional, en verdad es atípica. Cada sector que en ella participa, quienes fungen de observadores dentro o fuera del país, no sólo esperan ansiosos los resultados, sino que de ellos se deriven grandes movimientos, en un sentido u otro. 

 Lo habitual, para la mayoría de la gente, en diferentes oportunidades es mostrar poco interés por las campañas electorales. Se piensa y dice que, sea cual sea el resultado, las cosas seguirán siendo iguales. ¿Qué trascendente hay, para el pensamiento colectivo, que en una elección de un país cualquiera ganen los demócratas o los republicanos, liberales o conservadores, socialdemócratas o socialcristianos? Generalmente ninguna. Habrá nuevos gobernantes, otras figuras, pero las cosas esenciales se mantendrán iguales. Por eso la campaña y el votar se vuelven hechos tan irrelevantes, que poca gente se centra significativamente en ellos.

La última elección de los Estados Unidos atrajo un inusitado interés por Obama. Pese su favoritismo, muchos se negaban a creer que un negro pudiese llegar al salón oval de la Casa Blanca. Había algo del infantil encanto de la Cenicienta, aunque esa misma mayoría bien sabía que nada habría de cambiar, salvo el color de la piel. Pero por aquello, en el mundo entero, mucha gente estuvo pendiente de la campaña y los resultados. Hasta a la toma de posesión misma llegamos bajo aquella mágica atracción. En este caso, el conocido racismo de la clase blanca gobernante y su capacidad para tolerar y manejar los nuevos tiempos, se convirtieron en desafíos y atractivo por el hecho electoral. Lo que revela de paso, una vez más, que la diferencia en el color de la piel no es rasgo sustantivo en la lucha de clases. George Jackson, aquel preso por militante del Black Panther, antes estuvo en la cárcel por humilde e insignificante ladronzuelo, autor del libro “Soledad Brothers”, una vez más razón tuvo.

De la contienda electoral venezolana, de un bando u otro, dentro y fuera del país, se esperan muchas cosas.\

 Este sólo interés, que pasa por una intensa injerencia y cuantiosa inversión extranjera en campaña a favor de los contrarios a Chávez, habla de los asuntos que están en juego. No es el simple cambio de unos parlamentarios por otros, de la supremacía de una bancada por otra lo que se va a decidir en Venezuela, sino entre el profundizar una política que continúe abatiendo la inescrupulosa y obscena desigualdad social que incubó el capitalismo, mantenga la defensa de los intereses nacionales, haga de nuestra sociedad rentista una productiva, se avance en abrir a todos los venezolanos verdadera igualdad de oportunidades y donde el pueblo asuma control de su destino haciéndose participativo y protagónico o el volver al pasado de las políticas impuestas por el Fondo Monetario Internacional, vender a bajo precio todo lo nuestro al capital usurario nacional e internacional y a las políticas neoliberales que imponen recortar al máximo o la totalidad de la inversión social, lo que implicaría eliminar todo beneficio que en estos últimos diez años se han otorgado a los venezolanos más humildes. En resumidas cuentas, se decidirá entre hacer avanzar el proyecto socialista del Siglo XXI y la unidad latinoamericana o el tirar el ancla en el capitalismo, favorecer el retorno de los politiqueros del pasado y repotenciar a explotadores, capital financiera delincuente, casta dirigente improductiva y comerciantes inescrupulosos. Entre la posibilidad que un pueblo sea libre, ejerza sus derechos, controle su gobierno y sus riquezas o que una casta de políticos de vieja estirpe le someta.

No se trata del simple asunto de unos demócratas del pasado que no se avienen con Chávez; hay mucho más, un pueblo que quiere asumir a plenitud su rol.

Por eso, justamente por todo eso, es inusual el interés puesto por la comunidad nacional e internacional en unas elecciones legislativas de un país tercermundista, que en otras circunstancias y países, no llamarían la atención.

Hoy en Venezuela, el voto, en manos de un pueblo que sabe como usarlo, se ha vuelto un arma subversiva pero pacífica. La derecha, que se llamó demócrata, se inclina por los senderos del golpismo y la violencia.

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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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