Reflexiones sobre el PPT

La más reciente de las rupturas del partido Patria Para Todos (PPT), en sus relaciones con el Presidente Chávez, al tiempo que parece la definitiva, resulta también la más coherente y la que mejores dividendos le traerá a los azules de cara al proceso electoral, a celebrarse el próximo 26 de septiembre del año en curso. Claro está que eso dependerá de que se mantengan en esa posición y no vengan con el cuento aquel que nos echó José Albornoz en el pasado reciente, de que si Chávez los botaba por la puerta, ellos se metían por la ventana.

Efectivamente la línea política del PPT, está a nuestro juicio, correctamente dirigida a un amplísimo sector de la población venezolana que se encuentra hastiada del discurso que desde el gobierno y desde la oposición, tienen sumergido al escenario político nacional en un ambiente enrarecido por la polarización y la sempiterna pugna de estos dos bandos por hacerse cada día de más poder. Por un lado el gobierno en boca del Presidente y de sus más calificados voceros, se empeña diariamente con cada vez menos resultados, en poner a la gente frente al dilema de que si no estás conmigo, estás contra mí, lo que elimina la posibilidad de que el apoyo que pueda dársele al proceso que encabeza Chávez, sea menos emocional, más racional, consciente. Apoyo este, que desde nuestro punto de vista, debería producirse, con la posibilidad real de fortalecer las buenas acciones del gobierno, al tiempo de que a través de la muy necesitada y casi ausente crítica en las filas revolucionarias, se hace lo conducente para enmendar los entuertos en el funcionamiento del aparato del Estado y en la calidad y eficacia de las políticas de conducción del proceso mismo. Esa mayoría silente, cansada de las descalificaciones, renuente a ver las cosas en blanco y negro, como si no hubiera matices, constituye hoy el capital político más importante a ser conquistado, en virtud de que la orientación que tenga su voto, determinará que este proceso se detenga, avance o sencillamente entremos en una etapa de reversa que nos retrotraiga a los tiempos de la cuarta república. Y penosamente dentro del PSUV, pareciera que nadie lo hubiese advertido, toda vez que desde el partido se acentúa ahora y se acentuará en la medida que la fecha del evento electoral se acerque, el discurso que descalifica, que entrampa al electorado, en un debate de albañales, donde la preocupación principal de los contendientes a lo externo es decir las peores cosas respecto al otro, con un discurso ayuno en propuestas orientadas a la atención y resolución de los problemas reales de la gente, mientras que a lo interno el tiroteo es con silenciador y plagado de adulancias hacia el Presidente, donde nadie se atreve a darle cuenta de sus errores, llegando al colmo de compararlo con el mismo Simón Bolívar, haciéndole creer que es perfecto, invencible e infalible. Y la verdad, es que aunque sigue siendo muy alto el apoyo del pueblo a la gestión del Presidente Chávez, no es menos cierto que sigue siendo también muy alto, el número de venezolanos a los que no hemos sido capaces de llegar, a los que no hemos sabido interpretar en el medio de sus angustias y a los que hemos sido incapaces de tenderles puentes que hagan posible su incorporación al proceso revolucionario, sin ese tufillo de incondicionalidad que ahora, como antes signa la conducción de la política gubernamental y partidista de lo que se ha dado a llamar chavismo y que para los efectos de las transformaciones ineludibles en este país, resulta hoy por hoy indispensable.

Mirando hacia la oposición, la visión no pudiera resultar más desoladora, toda vez que la fuerza gravitacional que la mueve sigue siendo, así quieran ellos negarlo y ocultarlo, el profundo odio que le tienen a Chávez y la descalificación continua hacia esa parte del pueblo que le apoya. Marginales, tierrùos, ignorantes, lumpen, desdentados, miserables, sucios, menesterosos, son sólo algunos de los epítetos que esa oposición utiliza contra el pueblo chavista. Y ello porque en el fondo, si diéramos por sentado que el gobierno es malo – y vaya que lo es en muchas, que no en todas las cosas – esa oposición que ahora hace vida en la denominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), es sencilla y llanamente patética. Allí, la zancadilla está a la orden del día y la ambición personalista constituye, junto al más añejo de los odios, el único combustible que los moviliza. Pasado, demasiado y pesado pasado, en ese lado de la acera. Nada ni nadie hay allí en la oposición, que tengan algo nuevo que decirle al país.

Por ello es que consideramos que esa línea política alentada por el PPT, es la correcta. Porque entre la oposición y el gobierno, solo estamos antes dos minorías, no ante ninguna mayoría. La mayoría está allí, no representada. Aspirando un cambio en el rumbo de la política. Esperando a ser entusiasmada por una visión del país distinta a la demolición auspiciada desde el gobierno y diferente a la política de tierra arrasada que se impulsa desde la oposición. La mayoría aspira a que se cumpla la constitución, que haya algodón y médicos en los hospitales, seguridad en las calles, carne, mantequilla, harina pan y café en los mercados. La mayoría quiere más y mejores empleos, quiere que el Estado lo apoye, lo impulse, no que lo mantenga. La mayoría quiere paz, quiere respeto, anhela que las instituciones funcionen, que se castigue la corrupción, que se combata con eficiencia la inseguridad y que en la resolución de los más urgentes problemas que nos aquejan, no nos arrodillemos ante los yanquis, pero tampoco lo hagamos ante los cubanos, sino que por el contrario, seamos capaces de anteponer al interés foráneo, el interés de nosotros los venezolanos, echando mano de nuestros talentos, poniendo a funcionar al 100% nuestras habilidades, valorando nuestras propias capacidades. Es hora de dejar de seguir hombres, para seguir ideas y esta idea que comienza por reconocer que más allá de los partidos existen millones de personas a los que la polarización inmoviliza, pero que pueden movilizarse en tanto y en cuanto una política los identifique y los represente, consideramos debió ser adelantada primero y principalmente por el propio gobierno, que todavía a 10 años de sus inicios, sigue estando frente al reto de ampliar su base de apoyo, llegando a sectores muy importantes de la sociedad, en los que la incesante propaganda de la derecha ha hecho mella, haciéndoles creer que el gobierno es su principal, sino su único enemigo, cuando ha sido precisamente nuestro gobierno el que más y mejores beneficios ha propiciado a su favor, tal y como se evidencia en la eliminación de los créditos hipotecarios indexados, las facilidades para la adquisición de empréstitos para emprendedores en sectores claves de la economía, como las pequeña y mediana industria mayoritariamente dirigida por sectores de clase media y en donde tiene su más fértil cultivo, el discurso anticomunista, antinacional y manipulador del ala más radical del oposicionismo criollo, estrechamente vinculado a las fuerzas reaccionarias internacionales, que no cesan ni cesaran nunca en su obstinado empeño de dar al traste con este proceso de cambios que hoy transita Venezuela y que para mantenerse, fortalecerse y seguir avanzando precisa del esfuerzo de todos, sin exclusiones, ni discriminación

rubenvillafa@hotmail.es


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Rubén Villafañe


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